Nanuk, el esquimal está considerado el primer documental realizado sobre naturaleza. Filmado en 1922 por Robert Flaherty, cuenta cómo era la vida de los esquimales en aquella época. Tardó en rodarse dos año y medio.

Sin embargo, muchos creen que, en realidad, los documentales de naturaleza los inventó Walt Disney a raíz de rodar la película de dibujos animados Dumbo en 1941 y, un año más tarde, Bambi. Al parecer, para dar forma a los personajes de estas se llevaron hasta los estudios a numerosos animales vivos.

A Walt Disney le entusiasmó aquello y decidió realizar en 1948 True-Life Adventures, una serie de cine dedicada a la naturaleza. Su primer episodio le valió un Óscar. Fue un cortometraje para la gran pantalla sobre la vida de las focas en Alaska.

Hubo que esperar a que los hogares tuvieran suficientes televisores para que la BBC se decidiera también a grabarlos. Zoo Quest, en 1954, fue el primero.

Basado en el zoo de Londres, contaba cómo se capturaba a animales que vivían en libertad y, tras pasar por el plató, se trasladaban hasta el parque para su exhibición. Evidentemente, hoy en día, un formato como ese ardería en la hoguera del animalismo.

Para mí, en el mundo de los documentales de naturaleza siempre ha habido dos grandes referentes.

Por un lado, el capitán, Jacques Cousteau. Explorador e investigador, este oficial de la armada naval francesa cruzó todos los mares del mundo a bordo de su barco ‘Calypso’ y, a través de sus series, nos enseñó a amar el mundo submarino.

Por otro, el gran Félix Rodríguez de la Fuente. Médico de profesión pero naturalista de corazón, fue, simplemente, un sabio. La vida de los animales en España hoy es mejor gracias a él.

No digo que tras ellos no se hayan hecho otros grandes documentales. Por supuesto, pero ninguno ha conseguido lo mismo. Ellos fueron capaces de traspasar la pantalla y generar un cambio en la actitud de la sociedad hacia los animales y el medio ambiente.

Desgraciadamente, muchas cadenas de televisión actualmente han decidido fusilar el género. Apuestan por mostrar la naturaleza como un ‘reality’. Es normal. La relación coste-audiencia de estos es muy ventajosa. Sin embargo, creo que para la imaginación y, sobre todo, la calidad, siempre hay margen. No querer buscarlas es, simplemente, acomodarse.