Extrema preocupación por la salud de Gabriela Guillén: en urgencias

La expareja de Bertín Osborne, en urgencias tras la crisis por la prueba de paternidad

Gabriela Guillén

Gabriela Guillén / Telecinco

Una noticia ha sacudido la dramática situación que atraviesa la polémica entre Bertín Osborne y su expareja, Gabriela Guillén: varios medios confirman la máxima preocupación por el estado de salud de la fisioterapeuta paraguaya, que habría sido intervenida en urgencias de Madrid.

Toda España se encuentra pendiente de la prueba de paternidad que Bertín Osborne está obligado a realizarse a partir de la denunica interpuesta por su expareja, que busca confirmar ante la justicia y ante todos los medios de comunicación que han puesto en duda su versión que, efectivamente, el famoso presentador español es el padre de su hijo y que por tanto este tiene la obligación de hacerse cargo de él, por lo menos económicamente.

La situación de Gabriela Guillén en todo esto es extremandamente delicada: recién dada a luz, con un bebé de pocas semanas en brazos y el acoso ininterrumpido de los medios de comunicación en su puerta; ha tenido que ver cómo el que era su pareja ha salido en la portada de una de las revistas más importantes de España para gritar a los cuatro vientos que no se hará cargo de su hijo.

Máxima preocupación por el estado de salud de Gabriela Guillén

Según han revelado varios medios de comunicación, Gabriela Guillén se encontraría en un delicado estado de salud que la habría llevado a llegar a un hospital de Madrid para ser tratada de urgencias.

La fisioterapeuta habría llegado sola, despertando la preocupación de las personas que llevan meses siguiendo su caso, especialmente de aquellas que se han puesto de su parte desde el primer momento, condenando la actitud de Bertín Osborne para con ella y con su hijo.

La razón por la que Gabriela ha acudido de forma tan alarmante a urgencias es, todavía, desconocida; ya que ha renunciado a pronunciarse ante los medios de comunicación a su salida y se ha limitado a decir que todo está bien, aunque sin poder esconder el peso de la preocupación sobre su rostro.