Los ocho ciudadanos sirios que iban en un barco que atracó en Cartagena, cuyo capitán fue detenido, como publicó LA OPINIÓN, eran obligados a trabajar en el interior del mercante que les trajo a la Región, indicó el Cuerpo.

La operación ‘Otomana’se inició con la cooperación entre agencias europeas que alertaron a la Guardia Civil del tránsito de un buque utilizado por una organización criminal de carácter transnacional para el tráfico de personas, que viajaba bajo la apariencia de un mercante de transporte de ganado.

Después de identificar al capitán, los agentes examinaron la documentación marítima y comprobaron que la correspondiente a ocho personas había sido falsificada para justificar su presencia en el barco como miembros de la tripulación, ante una eventual inspección. Los sirios carecían de formación para tareas marítimas, aunque durante el trayecto habían sido obligados a trabajar en el barco en condiciones de explotación laboral.

Después de varios meses embarcados, y ante el temor de que la promesa de llegar a territorio europeo no se cumpliría, dos de ellos trataron de escapar.