Un exsocio del presunto asesino de Abanilla asegura que él lo amenazó: "Le pierde su temperamento"

A Mitchell O., el presunto asesino de Audrey Fang, la mujer cuyo cadáver apareció el 10 de abril cosido a cuchilladas en un bancal de Abanilla, le habría movido un móvil económico, como adelantó La Opinión. Este sujeto, según revelan sus redes sociales, y publican medios de Singapur (su tierra natal) solía viajar por Europa: por ejemplo, compartió que estuvo en Alicante el 4 de abril, el mismo día que Fang viajó sola a Jávea.

Un hombre que llegó a ser socio de Mitchell O. en un negocio de informática habría asegurado a medios de Singapur, tras tener conocimiento del crimen de la mujer, que este individuo era muy agresivo. "Es ambicioso y organizado y lo malo de él es su temperamento", declaró, para añadir que había sufrido amenazas por parte de este sospechoso.

Cenizas repatriadas

Audrey Fang, de 39 años de edad, hacía turismo en España y el sospechoso la recogió en su hotel de Jávea en coche. Horas después de citarse con el sujeto, el cadáver de la mujer, arquitecta de profesión, apareció cosido a puñaladas en un bancal de Abanilla. Durante días, el cuerpo estuvo en la morgue, sin que nadie supiese quién era.

El cuerpo de Audrey Fang fue incinerado en la Región y sus familiares regresaron a Singapur con las cenizas. Aquí sigue el caso su abogado, Manuel Martínez.

Asesor financiero

Volviendo al móvil económico, es reseñable que la mujer había mandado recientemente dinero a una persona no identificada. En la habitación del hotel donde se capturó al sospechoso, los investigadores encontraron gran cantidad de dinero en efectivo.

Según la página de LinkedIn del sujeto, la cual ya no existe, este hombre es especialista en gestión de patrimonio privado. Antes había trabajado como consultor de servicios financieros y asesor financiero.

La mató en Abanilla

Aunque Audrey Fang y el hombre acusado de quitarle la vida no eran pareja, no se descarta que, cuando quedaron (aunque fuese por un asunto de negocios a priori), él quisiese algún tipo de contacto sexual y ella se negase. La razón que lleva a pensar en esta hipótesis está en las treinta cuchilladas que presentaba el cuerpo sin vida de la mujer.

Esta hipotética negativa a estar con él habría desatado, presuntamente, la ira del individuo, un sujeto de casi dos metros de altura y, si es cierto lo que dice su exsocio, violento. Hasta el punto de asestarle una treintena de cuchilladas a su víctima y abandonar su cadáver en un bancal, donde suelen aparcar camioneros. La habría matado ahí, en Abanilla, afirman fuentes cercanas a la investigación.

Dado que él se negó a declarar ante la jueza de Cieza que lo mandó a la cárcel, este extremo no ha sido esclarecido.