Sucesos

"Si no llego a tiempo no sé lo que habría pasado, eso era un polvorín"

Carlos Parras, trabajador del Olimpic Club, narra cómo salvó la vida de una anciana de 85 años en el incendio que se produjo el pasado viernes en Murcia

También logró rescatar a todos los animales que había en la casa

Carlos Parras, el murciano que salvó a una mujer en el incendio que se produjo junto al Olimpic.

Carlos Parras, el murciano que salvó a una mujer en el incendio que se produjo junto al Olimpic. / ISRAEL SÁNCHEZ

Desde lo ocurrido en el edificio de Valencia que fue devorado por las llamas la pasada semana y que se cobró la vida de diez personas, tres incendios ocurridos en Murcia han hecho saltar las alarmas ante el temor de que suceda algo similar. Uno de los fuegos se originó en El Carmen hace dos días, otro en la Glorieta, un día antes, y otro devoró varios metros cuadrados de vegetación en un solar ubicado entre la avenida Reino de Murcia y Juan de Borbón, junto al Olimpic Club Murcia.

Afortunadamente, pese a lo aparatoso de este último (una gran columna de humo tiñó de negro una parte del cielo murciano), no hubo que lamentar daños personales. Fue gracias al cuerpo de bomberos y a Carlos Parras, un murciano que trabaja en el centro deportivo desempeñando labores de mantenimiento desde hace 18 años y que salvó la vida de Aurelia, una mujer de unos 85 años que reside en una de las casas diseminadas de la huerta que se encontraban en las inmediaciones.

Una gran columna de humo negro procedente de un incendio alarma a los murcianos.

La Opinión

«Si no llego a tiempo no sé lo que habría pasado, eso era un polvorín, porque la mujer tiene animales y los alimenta con alfalfa», narra el hombre de 34 años, que estaba colocando unas lonas en las pistas de pádel y que, sin dudarlo, al ver la columna de humo, fue corriendo hacia la vivienda de la mujer, consciente de que vive sola y de su avanzada edad. El fuego, cuenta, «se descontroló en cuestión de minutos debido al viento que hacía, lo que provocó que cruzara la avenida y llegara hasta la vivienda».

Carlos llamó a la puerta con insistencia, pero ante la falta de respuesta decidió saltar al patio y tocar la ventana, pues el fuego ya se acercaba peligrosamente al muro de la casa, propagándose por uno de los eucaliptos cercanos. «Ella no se había dado cuenta de lo que estaba pasando. Le dije: vámonos Aurelia, que viene el fuego», relata el protagonista del rescate. Los agentes de Policía recomendaron a Carlos que se retirara cuando lo vieron por la zona. «Yo no me voy hasta que esta mujer consiga salir de aquí», fue su respuesta.

Tras unos instantes de nerviosismo, en los que no atinaba a abrir la puerta con la llave, finalmente Aurelia consiguió salir ilesa. Pero ahí no acabó la odisea de Carlos. Una vez la anciana estuvo a salvo (Carlos ofreció darle refugio en el Olimpic, pero finalmente se la llevaron a un lugar seguro dos agentes de Policía), cogió la manguera que había en la vivienda y comenzó a apagar las llamas.

Incendio entre la avenida Reino de Murcia y Juan de Borbón.

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«Cuando vi que estaba más o menos medio apagado, volví a entrar, le saqué las perdices, volví a entrar, le saqué al perro, y luego volví a coger la manguera y terminé de apagarlo todo», narra. Todos los animales también resultaron ilesos. Al terminar, uno de los bomberos le agradeció su labor. Estos se encontraban apagando las llamas que se habían propagado a las viviendas de al lado. «No daban abasto. De hecho uno de ellos me dijo: nos faltan manos», asegura Carlos.

Los hijos de Aurelia también se deshicieron en agradecimientos a Carlos, que afortunadamente, y pese a la gesta, también pudo acabar el día sin tener que lamentar ningún daño.