"Lo que quiero es que ustedes se pregunten si el que no me agrade este señor es razón suficiente para condenarlo por un homicidio", dijo a los miembros del jurado el abogado Juan José Castaño, defensor de Antonio P. C., el hombre acusado de matar a sus padres a cuchilladas en Sangonera en octubre de hace tres años, que se sienta desde este viernes en el banquillo de la Audiencia Provincial de Murcia y se enfrenta a una pena de 30 años entre rejas solicitada por el Ministerio Público. 

Castaño aludía a esa falta de agrado que puede llegar a inspirar Antonio por sus antecedentes, entre los que se encuentran quemar gatos vivos hasta matarlos y no haber vuelto a la cárcel cuando tenía que haberlo hecho. En lugar de eso, se fugó y escondió en un piso de Caudete. El piso donde lo descubrió la Policía Judicial de la Guardia Civil, cuando ya iban tras él y lo consideraban sospechoso del doble crimen.

Antonio siempre ha asegurado que él no acabó con la vida de sus padres. A este hombre lo arrestaron, junto a su esposo, Santiago, en la vecina provincia de Albacete días después del hallazgo de los cuerpos del matrimonio de septuagenarios en su domicilio. Ambos, Antonio y Santiago, eran prófugos de la Justicia. Santiago, tras terminar de cumplir la pena que tenía pendiente, fue liberado y no está investigado por el doble crimen.

"Ahí fuera están los verdaderos culpables. Y pueden volver a matar, como el culpable del caso Wanninkhof", subrayó el abogado Castaño, en referencia al asesino Tony Alexander King, que acabó con la vida de la joven Sonia Carabantes, algo que no habría pasado si el criminal inglés hubiese sido capturado cuando mató a Rocío Wanninkhof.

"A Dolores Vázquez se la hundió. Esa pobre mujer, sin haberlo hecho, llegó a pensar que lo pudo hacer. Se ha demostrado, gracias a Dios, que es inocente", expresó el letrado.

A Pedro lo degollaron, mientras que a su esposa, Trinidad, la cosieron a cuchilladas

"Si ustedes tienen dudas, absténgase", insistió el abogado. "A este hombre le han destrozado la vida, literalmente: su marido se ha ido con otra persona, no ha aguantado la presión", lamentó.

A Antonio se le juzga por el doble crimen, con el agravante de parentesco, y por un delito de daños, con el agravante de reincidencia. Augusto Morales es el magistrado presidente de la sala, Marta Sánchez-Mora es la fiscal (que considera que el acusado es culpable) y como actores civiles se han personado los hermanos mayores de Antonio, Pedro y Manuel.

La fiscal apunta en su escrito que hay un móvil económico en el crimen y que el imputado tenía una relación conflictiva con sus progenitores desde hacía años por las continuas exigencias de dinero. En su intervención de este viernes, al dirigirse a los jurados, reiteró que está convencida de lo que hizo el investigado.

Tras hablar su abogado, llegó el turno de Antonio, que volvió a insistir en que él no mató a sus progenitores, a los cuales quería. Pese a que no fue fácil comunicarles su condición sexual. "El maricón del pueblo, esa fue la primera reacción de mi padre. Luego abrió su corazón, dijo ‘eres hijo mío, has salido así, qué le vamos a hacer’", declaró el procesado.

También habló de sus hermanos mayores, uno de los cuales es militar y el otro guardia civil. Ambos con ideas conservadoras, no vieron con buenos ojos, según él, que fuese gay. "Con mis hermanos la relación ya era fría, pero cuando salí del armario pasé a ser un despojo", lamentó.

 Antonio P.C. admitió, en su declaración, que el día del crimen pasó por la puerta de la vivienda cuando se dirigía en el coche de un amigo a comprar droga en un descampado en Alcantarilla.

No obstante, aseguró que no bajó del vehículo ni visitó a sus progenitores, por lo que desconocía quién entró en el domicilio y acabó con sus vidas de una forma tan brutal: al hombre lo degollaron, mientras que a su esposa la cosieron a cuchilladas.

Los cadáveres aparecieron en una vivienda de la citada pedanía murciana. Fue una vecina que solía ir a diario a ver a la pareja la que dio la voz de alarma. Esta mujerse encontró la puerta abierta, entró en la vivienda, un bajo, y vio que estaba todo revuelto y en una de las habitaciones los dos cuerpos: el del hombre tumbado en la cama y el de la señora en el suelo.

Quemar gatos vivos y fuga de prisión

Días después del doble crimen, se arrestó a dos personas: Antonio, hijo del matrimonio asesinado, y Santiago, su esposo. Que Antonio P. C. no apareciese en el entierro de sus padres hizo que las murmuraciones de los vecinos se incrementasen. El mismo día que los cuerpos de Mª Trinidad y Pedro recibían sepultura, con la asistencia de todo el pueblo para arropar a sus allegados, la Policía Judicial de la Guardia Civil localizaba a los sospechosos. Ambos estaban en busca y captura por hechos anteriores al crimen.

Y es que contra Antonio P. C. jugó la circunstancia de que ya estaba siendo buscado antes del asesinato de sus padres, dado que no volvió a la cárcel cuando tendría que haberlo hecho. Este hombre, de 43 años de edad en este momento, estaba cumpliendo su condena en tercer grado. Entre sus antecedentes, vandalismo que incluía acabar con la vida de animales domésticos de un modo bastante cruel: llegó a quemar gatos vivos.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 1 de Almansa decretaba su reingreso en prisión, por las condenas que tenían pendientes. Menos de un año después, Santiago salía del penal. Antonio siguió ahí. Y este viernes arranca la vista oral en la cual un tribunal popular decidirá su destino.