Dos forenses declararon ayer que los dos recién nacidos localizados muertos en dos congeladores de una casa de Pilas (Sevilla) nacieron «sin duda alguna» vivos tras una gestación de nueve meses y sufrieron una muerte violenta, el primero ahogado y el segundo «muy probablemente» por el mismo motivo.

Otros cinco técnicos del Instituto de Toxicología y doctores en Biología ratificaron las conclusiones de los dos forenses del Instituto de Medicina Legal de Sevilla y afirmaron que los bebés nacieron vivos y que respiraron fuera del útero materno. Los dos forenses hicieron las autopsias de los bebés, que fueron localizados por el padre en noviembre de 2012 con 18 días de diferencia, y además encargaron pruebas microscópicas y toxicológicas. Otras dos doctoras en Farmacia y Química precisaron que no hubo origen tóxico en la muerte de los recién nacidos.

Según declararon los forenses en el juicio que se sigue contra Sara H.L., la madre de los bebés, para la que el fiscal pide 40 años de cárcel, en el primer cadáver encontraron agua en el estómago, lo que no hallaron en el segundo.

Los forenses precisaron que ésa es la única diferencia entre ambos bebés, los dos varones, y agregaron que el resto de datos les permiten concluir que los dos casos eran «un calco». El agua localizada en el tubo digestivo y en el estómago del primer bebé y los pulmones permiten afirmar que murió «claramente» por asfixia mecánica y que sufrió una muerte violenta homicida por ahogamiento.