Un colegial pertrechado con un rifle y una carabina de caza mató ayer a un profesor y a un policía, y retuvo como rehenes a 24 compañeros en una de las aulas de su escuela de Moscú, antes de entregarse a los agentes del orden.

«Tratamos de aclarar los motivos. Según nuestros datos, Serguéi Gordéyev (el adolescente que protagonizó el suceso) es un estudiante sobresaliente y lo más probable es que haya sufrido un arrebato emocional», declaró a la prensa el portavoz de la Fiscalía General, Vladímir Markin. Agregó que Gordéyev, alumno de uno de los cursos superiores en la escuela 263 de la capital, por lo que podría tener entre 15 y 16 años, efectuó al menos once disparos con el rifle de pequeño calibre, que al igual que la carabina pertenecían a su padre y estaban debidamente registradas.

Markin indicó que el menor detenido, que fue interrogado por especialistas, será sometido próximamente a un examen psiquiátrico para determinar su estado.

«Sus compañeros y su maestro tutor afirman que no tenía conflictos con otros alumnos ni tampoco con los profesores», dijo a su vez el ministro ruso de Educación, Dmitri Livánov, en declaraciones a la agencia Interfax. Agregó que tras los sucesos de ayer se adoptarán todas las medidas de seguridad necesarias para impedir la entrada de armas en las escuelas e impedir la repetición de este hecho, inédito en la historia de Rusia.

Según la versión de las fuerzas de seguridad, Serguéi llegó a su escuela pasado el mediodía y tras amenazar al vigilante entró en el edificio y disparó contra un maestro de geografía, que falleció poco después. Luego, el estudiante entró en el aula de biología, donde tomó como rehenes a 24 alumnos y a un maestro, desde allí disparó contra los agentes que habían acudido a la escuela alertados por el vigilante del centro e hirió gravemente a dos policías, uno de los cuales falleció a consecuencia de las heridas.

El jefe de la policía de Moscú, Anatoli Yakunin, indicó que se persuadió al padre de Serguéi para que hablara con su hijo por teléfono. Después de quince minutos de conversación por móvil, el padre del estudiante se puso un chaleco antibalas y entró en la escuela. Ya dentro del aula, donde Serguéi mantenía a sus rehenes, padre e hijo hablaron durante una media hora, tras lo cual éste último liberó a sus cautivos.

«Cuando se quedaron los dos solos (padre e hijo), las fuerzas especiales entraron y detuvieron al menor», dijo Yakunin, citado por el portal de noticia Newsru.com.