Toros

La corrida de rejones de Murcia, una auténtica Fiesta

Diego Ventura consiguió dos orejas y rabo en el segundo de su lote, levantando los tendidos durante toda la faena                   

Diego Ventura colocando un  par a dos manos, en la corrida de rejones de Murcia

Diego Ventura colocando un par a dos manos, en la corrida de rejones de Murcia / Enrique Soler

Gil López

La Feria Taurina de Murcia se cerraba con la tradicional corrida de rejones, que congregó a más de tres cuartos de plaza en la Condomina. Abriendo la ‘Puerta Grande’ a los rejoneadores Andy Cartagena, Diego Ventura y Leo Vicens. En un encierro de Los Espartales, bien presentados y de juego desigual. Se cierra una feria que ha constado de cuatro festejos taurinos y la corrida de rejones, destacando la segunda donde se rozó el ‘No hay billete’

Con un sólo rejoncillo cerró Andy Cartagena la primera fase de faena a su primero, para pasar a las banderillas dándole de costado y llevándolo suavemente encelado en los costados de su cabalgadura, así levantó los primeros aplausos de la tarde. Después vinieron las piruetas en la mismísima cara del bravo toro, tras clavar y viniendo de lejos con un precioso passage. Las cortas fueron colocadas de manera ajustadísima, cerrando con dos pares a riendas sueltas. Concluyó de rejón muy trasero, aunque consiguió desorejar a su enemigo.

En su segundo estuvo mucho más lucido en banderillas que con los rejoncillos, aliñadas con las espectaculares levadas a lomos de ‘Cartago’. Levantó el clamor de los tendidos cuando puso dos pares con el caballo sin cabezal ni riendas. Bajó algo el tono en las cortas y, sobre todo. con el rejón. Ovación tras petición y vuelta.

El primero de Ventura, apenas cabalgo por el ruedo, yéndose en busca del caballo del portugués que empezó con el rejoncillo algo frio. Al toro le faltaba algo de codicia y no transmitía demasiado. Primer par de banderillas a toro pasado para adornarse en los siguientes, dejando llegar al límite al toro. Con las cortas sí que calentó al público clavando cuatro rosas en el mismísimo espacio que ocupa un punto de penalti. Rejón al segundo intento, algo contrario y descabello al primer golpe. Oreja.

Su segundo saltó al callejón al poco de salir, cuando Ventura lo esperaba a lomos de ‘Joselito’. Inverosímil quiebro en banderillas, arrancándose el toro de repente y quebrando en dos dedos de terreno en un vibrante tercio, con tres cabalgaduras diferentes. El público ya estaba como el caldo de un cocido, caliente, y con las cortas lo pasó a hirviendo y aplaudiendo a rabiar. Rejonazo tras pinchar. Dos orejas y rabo.

A lomos de ‘Guitarra’ intentó parar Lea Vicens a su primero que salió con buen son, pero que sembró dudas cuando pareció buscar las tablas. Poco lucidos los dos rejoncillos, clavados cuando el toro ya andaba por los cuartos traseros, al igual que esos toreros que sacan la barriga una vez que los pitones han pasado. En banderillas mejoró este aspecto, clavando al estribo. Para las cortas, sacó a ‘Deseado’, luciendo más en la levada del caballo que con la colocación de las rosas. Pinchacito en lo alto y el toro, que ya estaba más muerto que vivo, se echó. El público de La Condomina, tan generoso y benevolente, como de costumbre, no sólo pidió con fuerza un trofeo, sino que pidió un segundo. Una oreja.

La francesa Vicens se fue a la puerta de chiqueros con ‘Cleopatra’ a esperar al sexto que salió barbeando las tablas. A lomos de ‘Diluvio’ mejoró en banderillas colocando dos pares y llevándolo toreado con el recogido rabo. Un tercer par clavó con ‘Bético’, tras cambiarlo de terreno, andando de costado y al hilo de las tablas. Le costó mucho ponerlo en suerte para el rejón, necesitando la ayuda de un peón. Cuando entró a matar, clavó muy atrás, casi a la altura del número de herraje, necesitando usar el verduguillo. Finalmente, el público pidió con insistencia un trofeo y lo consiguió.

La siguiente cita taurina será el próximo fin de semana en los municipios de Mula (sábado 23) y Yecla (domingo 24). Se trata de un festejo taurino.