Le conocí cuando, con Demetrio Ortuño, estuvimos en su casa de Madrid y el arquitecto y coleccionista le adquirió la María de Medicis; un hermoso retrato en la línea de los grandes de este pintor que magnificó la categoría de la especialidad. Desde entonces, tuve contacto con él, en La Olmeda, su estudio abierto en la modestia y brava Castilla, y en Navia, en Asturias, el paisaje verde y negro que le motivó para vivirlo y pintarlo desde los años cincuenta.

Una delicia sus versiones esquemáticas de los pueblos asturianos de la costa. Luarca o Cudillero. Y luego, y siempre, los personajes pobres y los animales de la crónica rural. Ortuño le llegó a pedir precio por un posible retrato suyo, pero las pretensiones del artista ya eran bastante altas y se conformó con comprar el lienzo de caballete; aunque más tarde adquiriera un gran bodegón y un nocturno de Luarca, creo recordar.

En el historial de Álvaro Delgado está todo el conjunto de premios y distinciones artísticas; los nombramientos de Hijo Adoptivo de La Olmeda y de Navia, en lo humano y vecinal. El pintor, que recorrió el mundo con sus formidables retratos irreprochables, hizo la crónica oficial de un tiempo. Recuerdo aquel hallazgo cuando vimos el conjunto de versiones del Emperador de Etiopía, un encargo de Fraga Iribarne.

También el artista es un gran grabador y tiene libros de bibliofilia editados en la colección Tiempo para la Alegría, del asturiano Casariego. Guardo con especial afecto sus versiones de los personajes del Entierro del Conde de Orgaz, al que le dedicó un trabajo muy brillante; como tuve el aguafuerte con el retrato de Picasso, un grabado de excepcional calidad. Grababa en piedra con el estampador Manolo Repila, uno de los de aquel oficio inverosímil.

Álvaro Delgado es de una gran personalidad que siempre desarrolló con una forma muy amena de expresarse. Nacido en Madrid en 1922, comenzó a pintar con Vázquez Díaz. Formó parte de la Escuela de Vallecas y de la que llamaron Joven Escuela de Madrid. Participó en las Bienales de Venecia, de Alejandría, de Sao Paulo, de Arte Hispano Americano y en la Feria Mundial de Nueva York. Estuvo becado por el Gobierno francés y por la Fundación Juan March. Y está en posesión de una primera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de San Fernando.

Artista y maestro de una gran afabilidad, conversador y abierto de carácter. También coincidí con él en los momentos en que Rodríguez Sahagún tuvo un contrato en exclusiva; siendo el político por entonces, alcalde de Madrid.