Ante esta foto oportuna
que hizo Santiago Delgado,
escritor muy afamado,
se aprecia, sin duda alguna,
que es trabajo complicado
pues siendo artista de altura
el asunto no es sencillo
y requiere infraestructura:
una grúa, un buen cepillo
e incluso cierta ternura
para peinar la escultura
de Don Francisco Salzillo.