La lacra del acoso escolar

Una cineasta plasma el infierno del ‘bullying’ en un corto

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Olga Pereda

Laura Torrijos-Bescós (Huesca, 2000) sigue teniendo una herida abierta por el ‘bullying’ que sufrió desde pequeña. El cole fue un infierno, igual que el instituto. Tampoco en la universidad las cosas fueron bien. Desde pequeña, Laura era para sus compañeras de clase la rara, la lista, la que sacaba buenas notas y se llevaba bien con los profesores. Una niña, Eva, le hizo la vida imposible. Como todos los acosadores, Eva no actuaba sola sino que se rodeada de una malsana camarilla.

A sus 23 años y convertida en actriz y directora, Torrijos-Bescós ha querido lanzar un grito contra el acoso escolar en forma de cortometraje con el que aspira a conquistar los Goya y los Forqué, los premios más importantes del cine español. Escrito y dirigido por la cineasta aragonesa, Y Eva también es un corto de animación en el que Carlos López Yrigara utiliza trazos sencillos, incompletos y tonos fríos, una opción estética elegida para reforzar los sentimientos de dolor por la experiencia traumática vivida.

«Me aislaron»

Torrijo-Bescós, que ya ha realizado cortos sobre la trata de mujeres y la discapacidad, comenzó a escribir el guion hace seis años. Lo hizo en forma de relato. «Fue una manera de desahogarme», recuerda la cineasta, que vive entre Huesca y Zaragoza. «Nunca conseguí tener una pandilla ni en el colegio ni en el instituto. Cada vez que me hacía amiga de alguna niña, venía Eva y la apartaba de mí. Me aislaron, me dejaron sola. Me insultaban y me despreciaban. También me hicieron daño físico, pero casi me dolía más lo otro», explica la joven, que fue diagnosticada de altas capacidades, algo que sus compañeras de aula no pudieron tolerar.

Hartos de la situación, sus padres pidieron cita con la dirección escolar, que se limitó a reunirlos con los padres de las acosadoras. Nadie movió un dedo para ayudarla. Sus padres le plantearon un cambio de centro escolar (un colegio público) pero ella, desbordada con la situación, no quiso. «Me negué porque sabía que me iba a pasar lo mismo y con gente nueva», recuerda. Tampoco se atrevió a ir a la policía. Sabía que nadie le haría caso. «Ahora se habla más de acoso escolar, pero antes no», se queja.

Hija única, la cineasta y actriz sobrevivió gracias al arte, el cine y la lectura. A falta de amigos, se refugió en los libros y las películas. Ha salido a flote, pero la herida continua abierta. «El ‘bullying’ te acompaña siempre, aunque te conviertas en adulta y ya no lo sufras», subraya tras reconocer que ha tenido que pedir ayuda profesional para salir adelante psicológicamente. «Hice terapia con psicólogos privados, pero ahora no me lo puedo permitir económicamente. He pedido cita en la sanidad pública, pero no sé cuándo me la darán. Imagino que dentro de mucho tiempo», se lamenta.

Huesca es una ciudad pequeña y la cineasta se topa de vez en cuando con su agresora, Eva. «No nos saludamos. Pero me mira altivamente y todavía siento miedo», reconoce.

Torrijos-Bescós aspira a remover conciencias de la mano de Y Eva también, que ahora mismo está en pleno circuito festivalero. También se ha puesto a disposición de asociaciones de afectados y colegios para poder mostrar el corto. «Tenemos que hablar más de ‘bullying’», insiste.

La directora aragonesa afirma que el ‘bullying’ es un cóctel explosivo en el que todos tiene parte de culpa: la sociedad que tolera y asume la violencia, las direcciones escolares que tapan los casos y los padres de los agresores que piensan que sus hijos son inocentes. Y también los niños y las niñas que martirizan a sus iguales. «Hay niños malos que hacen daño», concluye.