Opinión | La Feliz Gobernación

Las reglas no escritas

Edificio del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Edificio del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). / Alberto Ortega - Europa Press

Dicen que hay una norma no escrita que consiste en que los jueces deben esperar a que concluyan las elecciones para tomar decisiones molestas para los políticos. Otro privilegio más que se atribuyen los políticos. Porque, en realidad, si lo vemos desde el punto de vista de los ciudadanos, lo que nos interesa a todos como votantes es conocer qué grado de implicación judicial podrían tener los políticos, no vaya a ser que nos equivoquemos al votar. Mejor saberlo antes que después.

Me pregunto cuánto tiempo tendrían que aguardar las actuaciones judiciales en el año que transcurre, en el que se han sucedido tres convocatorias casi sin solución de continuidad, y no está claro que no se repitan las catalanas e incluso las generales, dependiendo de un buen puñado de circunstancias. ¿Tendrían los jueces que esperar hasta Navidad? ¿Y estaría bien dar un disgusto a algún político en tan entrañables fechas?

Se deduce que los jueces deben aprovechar los entreactos entre elección y elección. Pero en tal caso ¿estamos seguros de que no aparecería alguien interesado esgrimiendo otra norma no escrita acerca de que no es oportuno imputar a alguien cuando se sabe que va a haber elecciones? A la inversa, ¿les parecería bien a los políticos que los jueces archivaran casos o declararan inocencias en el transcurso de una campaña electoral? Les parecería bien a los dirigentes del partido del acusado, y mal a los del adversario.

Investigar judicialmente a un político siempre estará mal visto por el partido al que pertenezca e incluso por sus simpatizantes, que suelen cerrar los ojos a las evidencias y hacer seguimiento de teorías conspiratorias. Y más ahora, cuando hasta el Gobierno, que es un poder del Estado, ha abierto la veda contra otro de los poderes, el judicial, con estigmatizaciones muy preocupantes. No es que los jueces deban ser indiscutidos; es que solo se les discute cuando ejercen en asuntos que afectan a políticos. Los políticos aspiran a la impunidad, como se constata siempre que impulsan cambios en las leyes que establecen las reglas de la Justicia, o cuando dictan indultos o amnistías.

Lo que deberían hacer los políticos es no corromperse. Esta es también una regla no escrita que, de cumplirse, haría innecesaria cualquier otra.

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