Opinión | El blog del funcionario

La extrema derecha ‘traiciona’ a los agricultores

Resulta cuando menos frustrante comprobar cómo los mismos que dicen defender nuestros productos agrícolas y el libre mercado europeo son capaces de reventarse las manos aplaudiendo a una persona que está dispuesta a boicotear nuestros productos y enviar a nuestros empresarios y trabajadores agrícolas al paro

Marine Le Pen en el acto 'Viva 24', organizado por Vox en Madrid.

Marine Le Pen en el acto 'Viva 24', organizado por Vox en Madrid. / Paul Hanna/Bloomberg

Estamos locos o algo le han echado al agua en este país. Me niego a pensar que los votantes o posibles votantes de Vox sean tan simples y que su ceguera llegue a tal extremo que no les deje ver lo obvio. No se puede ser el cura y el muerto, el novio y la novia a la vez.

Y es que es difícil, por no decir imposible, entender qué está pasando en este país. La pasada semana, miles de personas en el Palacio de Vistalegre (Madrid) vitoreaban y aplaudían a rabiar en la reunión que las extremas derechas habían convocado, a través de Vox, a Marine Le Pen, lo de Milei y a una parte de la sociedad argentina. Es para psicólogos, y es que la lideresa francesa lleva la bandera de que, en caso de acceder a la presidencia de la república, los productos agrícolas españoles no entrarían ni pasarían por su país libremente.

Resulta cuando menos frustrante comprobar cómo los mismos que dicen defender nuestros productos agrícolas y el libre mercado europeo son capaces de reventarse las manos aplaudiendo a una persona que está dispuesta a boicotear nuestros productos y enviar a nuestros empresarios y trabajadores agrícolas al paro.

El próximo 9 de junio, elecciones europeas, hay en juego algo más que 720 eurodiputados, muy bien pagados, por cierto. Se están organizando coaliciones entre grupos políticos que, si uno lee sus programas, se niegan el pan y la sal, mientras que aparecen ante la sociedad como un mismo zapato, pero con diferente horma. Muchos de los partidos que se presentan, y que no lo esconden, al contrario, hacen bandera de ello como partidos patriotas que defienden sus productos nacionales por encima del libre comercio que defiende la Unión Europea, apuestan por fortalecer los parlamentos nacionales y no supeditarlos al conjunto de la Unión, lo que, sin duda, nos haría más vulnerables y dependientes de las decisiones individuales de cada país.

Ojalá que durante los próximos doce días los partidos políticos no hablaran de la mujer del presidente - por cierto, el juez instructor de ese ‘no caso’ se está luciendo, demostrando una imparcialidad y arbitrariedad preocupante - y que los insultos y las amenazas dejaran paso a sus políticas públicas, como la Política Agraria Común, como hacer frente a las subvenciones millonarias a los agricultores, el Libre Comercio, nuestra necesaria Política Exterior y, sobre todo, dos aspectos fundamentales: Defensa Europea y Política Monetaria.

Intentar engañar a la sociedad centrando el debate en como ‘echar’, o ‘devolver’, a una inmigración que es más necesaria que nunca para que, hablemos claro, hagan el trabajo que los europeos se niegan a realizar (invernaderos, pinches, cuidadores de nuestros mayores, camareros o atención domiciliaria) o hacernos creer que con un partido ultraconservador nuestros productos agrícolas tendrían más salida en un mercado europeo fragmentado y con nuestros competidores recuperando aranceles fronterizos, no solo es engañarnos en nuestras narices, sino que estaríamos condenando a nuestra agricultura al siglo pasado.

En Argentina, con un ultraliberal disfrazado de iluminado, ya saben lo que es la pobreza y la inflación galopante. La miseria vuelve a llamar a las puertas de un país que hace tiempo perdió el norte. En Francia, sus agricultores no están dispuestos a que por los Pirineos pasen nuestros camiones alegremente, y en Bélgica, no están sus agricultores por la labor de perder su posición de privilegio.

Incluso, como ha ocurrido en la primera potencia europea, Alemania, sus grandes empresarios han puesto el dedo en la herida, y han advertido a su población de lo que significaría para su economía ponerse en manos de partidos antisistema, y es que apostar frente a EE UU y China, por dividir y aparcelar Europa, es un error que podemos pagar muy caro.

Sería todo un detalle que aquí, en ‘la mejor tierra del mundo’, los grandes terratenientes agrícolas nos advirtieran de lo que ocurriría realmente si la extrema derecha en general, y Le Pen en particular, ganaran las próximas elecciones.

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