Opinión | Todo por escrito

De vidas pasadas

¿Por qué, de repente, encontramos en nuestro camino a una persona con la que compartimos una conexión íntima y profunda, mientras que tantas otras pasan por nuestro lado como si fueran meros figurantes?

Hace unos años, en el Café del Arco, mi padre me contó una historia que le ocurrió durante un viaje a Tarragona que hizo con mi madre. Iban en el coche con una pareja de amigos y mi padre, a pesar de no haber estado nunca allí, conducía como si conociese el camino y los llevó hasta una montaña con vistas al mar. 

Mientras caminaba por aquel paraje, mi padre tuvo un ‘déjà vu’, pero no se veía a sí mismo, sino que era otra persona: en concreto, un monje que recogía hierbas aromáticas al amanecer. Nunca he dudado de su historia, porque si mi padre pecaba de algo era de un exceso de honestidad. 

Creer en las vidas pasadas parece algo propio del pensamiento mágico, una fantasía irracional loca. Sin embargo, la concepción de la vida como algo cíclico y conectado a los otros está profundamente arraigada en culturas como la asiática, donde la reencarnación y el animismo forman parte de su percepción cotidiana del mundo. 

Para mí, hay experiencias vitales como la amistad, que solo pueden explicarse a través del pensamiento mágico. ¿Por qué, de repente, encontramos en nuestro camino -ya sea en la infancia o de adultos- a una persona con la que compartimos una conexión íntima y profunda, mientras que tantas otras pasan por nuestro lado como si fueran meros figurantes? 

En China, conocí a una chica coreana de la que me hice amiga al instante. Apenas lográbamos tener conversaciones de más de tres palabras, pero había un entendimiento mutuo que derribaba cualquier barrera cultural y lingüística. Era como si, de alguna manera, intuyésemos quién era la otra, como si hubiese una sintonía que solo escuchásemos las dos. 

Enamorarse es otro de esos chispazos mágicos que escapan a la razón. La película coreana Vidas pasadas explica el concepto de ‘inyeon’ (providencia o destino). Es ‘inyeon’ si dos desconocidos se cruzan por la calle y sus ropas se rozan, porque eso significa que hubo algo entre ellos en sus vidas pasadas. Si dos personas se casan es porque han pasado ocho mil capas de ‘inyeon’, durante ocho mil vidas. 

Cuando era adolescente, conocí en la playa a un chico muy guapo con el que me quedé hablando toda la noche. «Siento como si te conociera de antes», le dije. «Qué curioso -me respondió-, yo iba a decirte lo mismo». Han pasado más de dos décadas y la sensación permanece intacta. Como para no creer en el ‘inyeon’. 

Dice el escritor Chuck Palahniuk que «estamos entrenados para vivir en una denegación constante de lo milagroso». La amistad y el amor son las pruebas irrefutables de que estamos conectados con lo extraordinario a través de lazos invisibles.

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