Opinión | La Feliz Gobernación

Un paso adelante, dos pasos atrás

No es Vox el que condiciona a López Miras para que acepte reformar la Ley del Mar Menor, sino las tractoradas

Ilustración de Leonard Beard

Ilustración de Leonard Beard

Fernando López Miras se nos ha hecho leninista. En el Mar Menor se popone aplicar la táctica que en día diseñara Vladímir Ilích Uliánov para el Partido Bolchevique: un paso adelante, dos pasos atrás. El optimismo histórico de los comunistas siempre les ha permitido hacer de los reveses una escala para la construcción. En palabras de Lenin, «retroceder es algo que sucede en la vida de los individuos, en la historia de las naciones y en el desarrollo de los partidos». Así que no pasa nada cuando pasa: el retroceso se entiende como maniobra para consolidar posiciones.

El lema del presidente murciano una vez aprobada la Ley del Mar Menor con el apoyo del PSOE era: «Ni un paso atrás», sobre todo cuando un emergente Vox planteó la reforma radical de esa ley como su bandera electoral en la Región de Murcia. Pero Vox es hoy socio imprescindible del Gobierno del PP y no ha olvidado su programa máximo. El pasado miércoles presentó en la Asamblea Regional para su toma en consideración un proyecto de nueva redacción de la ley que no contó con el apoyo del PP, y la novedad es que López Miras, aun apelando retóricamente a su tajante expresión («ni un paso atrás») se mostró en la práctica dispuesto a retroceder del paso adelante dado en la anterior legislatura. Pretextó la abstención de su bancada en que Vox no había consensuado el texto antes de presentarlo, aunque los de Antelo le recordaron que la tramitación era el camino para matizar, de acuerdo con el PP, aquello que éste quisiera aportar. El presidente dejó la puerta abierta a la reforma al proponer una comisión de consulta a los más diversos agentes económicos y sociales afectados por la norma y puso en el horizonte del próximo ejercicio legislativo, en septiembre, su nueva consideración parlamentaria. A los efectos, es una patá p’alante, pero también la aceptación de que se planteará la reforma.

Vox puso el grito en el cielo por el rechazo de su iniciativa y exigió la convocatoria inmediata de una comisión interpartidaria para revisar el cumplimiento del pacto de Gobierno, que a su criterio habría sido violentado por la actitud de los populares. El pasado jueves pronostiqué al estilo Rappel, es decir, sabiéndolo de antemano, que la sangre no llegaría al río. No hubo gabinete de crisis, sino una conversación entre López Miras y el vicepresidente, José Ángel Antelo, que según el primero fue ‘normal’ y el segundo, ‘tensa y larga’. Fuese como fuese, sin consecuencias.

La pregunta es: ¿ha incumplido el PP su pacto con Vox? Releamos al punto 4 del acuerdo de Gobierno firmado el pasado 5 de septiembre: «La recuperación del Mar Menor es una prioridad del Gobierno regional. Seguiremos desarrollando todas las acciones ejecutivas y legislativas necesarias para su protección, con la creación de nuevas infraestructuras que contribuyan a su conservación. Pondremos en marcha nuevos mecanismos de coordinación entre todas las Admonistraciones públicas para que cada euro invertido redunde en el máximo beneficio para el ecosistema». Fin de la cita. ¿Dónde se dice que se reformará la Ley del Mar Menor? Si sobre este asunto hubiera existido consenso, se habría mencionado de manera expresa. Vox solo consiguió la mención a «acciones legislativas necesarias», que no tendrían que ser precisamente las que afectaran a la norma troncal. En cualquier caso, aquello a lo que se refiera tendría que ser interpretado por un teólogo o un hermeneuta, y es sabido que éstos no siempre coinciden en la traducción de las expresiones ambiguas o crípticas de los textos sagrados.

Podemos resumir, pues, que el pacto PP-Vox no contempla la reforma de la Ley del Mar Menor, de modo que López Miras podría haber argumentado frente a Antelo que carece de compromiso alguno al respecto. Entonces, ¿por qué se muestra dispuesto a la reforma?

José Ángel Antelo habla por teléfono de espaldas a Fernando López Miras.

José Ángel Antelo habla por teléfono de espaldas a Fernando López Miras. / Iván J. Urquízar

La respuesta: no es Antelo quien lo conduce a esa actuación, sino las tractoradas. Vox es, en todo caso, el instrumento que le permite reformular su posición anterior y a la vez le facilita el apaciguamiento de los abascales. Éstos, en definitiva, contribuyen involuntariamente a facilitar el giro del presidente, quien sin embargo no está dispuesto a concederles el mérito, de ahí que la iniciativa deba ser del PP y no escorada a los criterios de Vox, para lo cual convocará a consulta parlamentaria a todos los agentes concernidos.

La clave, digo, está en las tractoradas. El malestar del campo, que tiene motivaciones específicas en la Región de Murcia, es un considerando electoral inexcusable. Por esto ha causado tanta irritación en el Gobierno que La Opinión destacara el pasado jueves uno de los epígrafes más llamativos del Barómetro de Primavera del Cemop, el relativo a que la mitad de los vecinos del Mar Menor culpan a los vertidos urbanos del estado de la laguna, que es exactamente lo que pregona Vox y trata de certificar su madrina, la fundación Ingenio, obviando el decisivo impacto del sector agrícola que señalan las instituciones solventes y los científicos más acreditados frente a informes fake y discursos negacionistas. Todavía más inquietante es el dato de que el 60% de los votantes del PP aprueben el cerco de los agricultores a la Asamblea Regional en el que fue zarandeado el automóvil del presidente, una lamentable acción llevada a cabo por los concentrados.

Las encuestas hay que leerlas enteras. La del Cemop presenta una paradoja: el PP obtendría ahora la mayoría absoluta a costa de recortar a Vox; sin embargo, en el Mar Menor se impone en la opinión pública el discurso de Vox contra la evidencia científica. El problema no es del Cemop ni de quien publica los datos del Cemop sino de quienes no se atreven o no alcanzan a hacer la debida pedagogía.

También Vox anda algo desorientado. Todavía no ha interiorizado que si sus tesis son tan apreciadas en la zona, llegadas las elecciones municipales sean el PP y el PSOE (éste exclusivamente en Los Alcázares) los partidos que obtengan mayor respaldo, con exiguas representaciones del abascalismo.

En el PP intentan entender esos fenómenos desde la perspectiva de que existe una corriente general a su favor, pero sometida a variables circunstanciales y sectoriales que pueden frustar la tendencia al crecimiento. Por tanto, López Miras empieza a presentar muestras de flexibilidad, pero sin precipitarse, lanzando los cálculos hacia el futuro. Estamos de camino al verano, y en el Gobierno no las tienen todas consigo ante el riesgo de la repetición de síntomas externos de la contaminación del Mar Menor, sobre cuya gravedad está advertido. A diferencia de Vox, que va por un solo carril, el PP ha de estar pendiente de las dos aceras: el malestar de los agricultores y los estertores gráficos de un ecosistema permanentente agredido.

López Miras no va a permitir que Vox le lleve la mano, pues una reforma de la ley instada por éste conduciría al PP a un espacio ajeno a la realidad de la laguna, pero sí se servirá de Vox para alargar el proceso. Se llama marear la perdiz. Y esto, en un contexto en que de poco serviría retroceder en la Ley del Mar Menor cuando la Administración central, el Miteco y la CHS, empiezan a tomar cartas en el asunto y los encuentros entre el presidente murciano y la ministra Teresa Ribera resultan, en apariencia, cada vez más cordiales.

Después del verano el panorama político podría ser otro, de manera que no parece ser tiempo de grandes cambios. El Gobierno regional pudiera estar en espera. El envite de las elecciones vascas, catalanas y europeas, desde hoy a junio, puede derivar por sus consecuencias en el Congreso en la definitiva consolidación del Gobierno socialista o en la caída de Pedro Sánchez, sin necesidad de apelar a la política-ficción. Si Bildu o Puigdemont, por unas u otras razones, no apoyan los presupuestos para 2025 o sus exigencias resultan impracticables, podría abocarse a unas generales anticipadas, y junto a ellas unas autonómicas murcianas en caso de que Vox amenace con descolgarse del Gobierno pretextando incumplimiento de contrato. Es una posibilidad remota, pero el Cemop la ha puesto en la agenda: López Miras tendría la mayoría absoluta ahora, no se sabe si dentro de tres años.

Mientras tanto, el presidente va vadeando las dificultades de la coalición con Vox, que esta semana han aflorado por primera vez de manera pública, y deja el campo abierto apropiándose del ingenio leninista: después del paso adelante, dos atrás para tomar impulso.

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