Opinión | La balanza inmóvil

La hucha

Carles Puigdemont ha decidido pedir dinero a sus fieles independentistas (donaciones a partir de 10.000€ o microcréditos a partir de 1.500€), con la finalidad de reparar la injusticia que se le causó en el año 2017

L.O.

L.O.

«Que se te ve la hucha»: se dice de aquella persona que, agachada de espaldas, deja entrever el inicio del trasero. Pero también hay otros conceptos de huchas. Por ejemplo, recuerdo cuando de niño postulaba con mis mejores amigos del colegio, pidiendo dinero para los negritos de África o los chinitos de China, con sendas huchas con la cabeza de un negrito con su pelo rizado y la de un chinito con su sombrero triangular. Pues era una labor preciosa, aunque hoy parezca increíble que eso se pudiera hacer, porque se podría pensar que se estaba discriminando a una raza. Los tiempos cambian. Y si no, ¿recuerdan cuando en las iglesias se pedía dinero para el ‘suburbio’? Nunca supe exactamente qué era. Creo que se refería a los barrios marginales de mi Murcia natal. Y también cuando se pedía dinero en huchas, buzones, bandejas o bolsas en las misas para las ánimas benditas, como si estas necesitaran del vil metal más que de las oraciones de los fieles religiosos.

En definitiva, que hay huchas de todo tipo, clase y condiciones, y con las finalidades más dispares. Lo más moderno son las huchas que se han inventado los bancos para ahorrar dinero, como si ello fuera posible, bien sea para darte un capricho, o lo que es más frecuente, para tener un plan de pensiones y, cuando te jubiles, completes la pequeña pensión que te da el Estado, por si quieres ir de vacaciones a Doñana en Falcón y tienes que volver a la base aérea a coger otro por fallos en el primero. 

¿Será por dinero y polución? No pasa nada, porque después se arregla subiendo los impuestos y creando un ministerio para el medioambiente. Pero lo más de lo más es otra hucha a la cual me voy a apuntar inmediatamente, y voy a darles todos los datos, por si, como yo, quieren aportar dinero. No se trata de una nueva oenegé, ni de socorrer al suburbio, ni a negritos o chinitos. No, se trata de que don Carles pueda volver a ser ‘president’ de su Catalunya.

Veamos, el huido ha decidido presentarse a las elecciones catalanas del 12 de mayo. Ha dicho, en su discurso de presentación de su candidatura, por supuesto, fuera de España (en Elna concretamente, que es un pueblecito que está en Francia, eso sí, muy cerca de la frontera española), que se presenta a las elecciones catalanas y que irá a su investidura como president, aunque los jueces se rebelen y se nieguen a cumplir la ley (cree el ladrón…), con una finalidad, que es repetir lo del 1 de octubre (que como ya no será delito, todo vale), pero, esta vez, bien hecho, para no hacer el ridículo de que dure la proclamación de la independencia unos minutos, pues será definitiva la ruptura con el Estado español… Y para eso ha decidido don Carles pedir dinero a sus fieles independentistas. Como estarán ustedes ya ansiosos a esta altura del artículo por saber cómo pueden contribuir a ello, se lo digo ya: pueden hacer donaciones de hasta 10.000 euros (más no hace falta, está feo y Hacienda te mete mano), o si lo prefieren pueden colaborar con microcréditos, a partir de 1.500 euros. Y si tienen dudas de que elegir, también pueden hacerse voluntario, apoderado o interventor en las urnas (si es que se puede no siendo catalán, que lo ignoro). 

La finalidad de tales peticiones de dinero no puede ser más loable. No se trata dar de comer al hambriento, de beber al sediento, dar posada al peregrino, etc. Se trata simplemente de reparar la injusticia que se le causó en el año 2017, cuando se aplicó el artículo 155 de la Carta Magna y se destituyó a su gobierno. Esta vez sí que sí, la independencia de Cataluña la va a conseguir, porque la misma no lo impide, aunque su artículo 2 diga: «La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles…». Y es que, como los demás españoles no pintamos nada, el referéndum unilateral y anticonstitucional es la base de la campaña de don Carles. Y por eso, y nada más que por eso, estoy dispuesto a colaborar en su hucha de forma inmediata y desinteresada. 

Como murciano, y no independentista, no voy a dejar pasar esta oportunidad que me beneficia una enormidad. Si estuviera empadronado en su país, y no me refiero a Suiza, lo votaría sin dudar, y después me iría a botar a Montjuic, para aplaudir el golazo que nos está metiendo en las Cortes Generales, gracias a un buen pase del presidente del país del que quiere independizarse.

Suscríbete para seguir leyendo