Noticias del Antropoceno

Puigdemont y el universo de los Cohen

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Cada vez veo menos información de política nacional en la televisión, sea cual sea el canal. Prefiero informarme por un medio más frío como la prensa o más caliente como la radio. Pero resulta inevitable. No hay forma humana de eludir al personaje del momento, el afamado prófugo y expresident de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont. Y no deja de llamarme la atención, como siempre que lo veo en pintura, su corte de pelo tan característico. Supongo que el personaje, que inflama las pasiones de la burguesía catalana independentista más cándida y emocional, tendrá razones sólidas para insistir en ese extraño rasgo de su imagen.

Yo creo que Puigdemont, o sus asesores de imagen, manejan muy bien el arte de la demonización, la suya y la de los otros. La transformación de la derecha liberal catalana se produjo por la doble frustración del rechazo de los votantes españoles al reformismo centrista e integrador catalán de la operación Roca sumado a la posterior usurpación de su cortijo por parte de la izquierda de Maragall en alianza con Esquerra Republicana y los comunistas, el famoso tripartito. El nacionalismo conservador, presidido por el heredero de Jordi Pujol, Artur Mas, decidió que hasta allí habíamos llegado: una cosa era perder la oportunidad de gobernar España y otra cosa regalar su feudo catalán. A catalanes no les iba a ganar nadie, y la educada burguesía liberal reformista se pasó al lado oscuro echándose al monte de la secesión, como todos sabemos. Para mí, el ciclo termina en falso con la humillación correspondiente de una gran parte del resto del Estado a cuenta de asegurar la poltrona de Pedro Sánchez el Resiliente. De alguna forma u otra había que aplacar el orgullo herido de la burguesía y los sans culottes de Catalunya, pero esta es la peor. 

De momento estamos en la fase de que Carles cultiva su perfil de personaje odioso para los españoles, y lo realza con un corte de pelo que no tiene nada que envidiar al de Javier Bardem en No es un país para viejos, o al del ‘killer’ místico que hace de malo de la última temporada de Fargo, una serie fantástica dentro del universo de los Cohen Brothers. Un corte de pelo, el de Puigdemont, para que no se nos olvide al resto de los españoles quien es el macho alfa de esta pelea. 

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