Las fuerzas del mal

Zorra

Zorra no es un himno feminista, pero sí sirve al feminismo de la misma manera que sirve a otros que son discriminados

Nebulossa, ganadora del Benidorm Fest y representante de España en el Festival de Eurovision 2024

Nebulossa, ganadora del Benidorm Fest y representante de España en el Festival de Eurovision 2024 / EP

Enrique Olcina

Enrique Olcina

El escándalo de esta semana va sobre el insulto. Andan escandalizadísimas las derechas muy de derechas por lo de la canción Zorra que ha ganado, que no entra dentro de la dignidad de la nación que va a representar. Es esa nación, o parte de ella, que no es precisamente la que vota ni se implica en el Festival de Benidorm, que elige la canción que va a Eurovisión, la misma parte de la nación que juzga el éxito personal y profesional de una mujer, llamándola, entre otras cosas, lo que dice la canción y en las situaciones que describe. También anda descolocado un cierto feminismo chanel, argumentando que la palabra ‘zorra’ va contra la dignidad de la mujer. Es el mismo que se queja de que las mujeres trans perpetúan los estereotipos sexistas, pero ellas no se presentan a la sociedad únicamente con la cara lavada y recién peinadas, huyendo de esos clichés que dicen abominar, sino perfectamente hidratadas, maquilladas, maqueadas y supermonas, tal y como mandan los cánones que dicta esa parte de la nación que dice que esta canción no puede representar a su España. Curioso.

Zorra no es un himno feminista porque no es como el Mamá de Rigoberta Bandini, que preguntaba directamente por qué daban tanto miedo las tetas de las mujeres, una cuestión que, dada las polémicas posteriores, entre ellas en el Orgullo en Murcia, sigue sin respuesta, pero sí sirve al feminismo de la misma manera que sirve a otros que son discriminados por esa Españita que se cree con el derecho de establecer lo que es correcto, pero para los demás. Ya saben, que apedrear a un guardia civil y vandalizar un coche patrulla no es lo mismo en Badalona que en Badajoz.

Lo que cuenta la canción es la historia de una mujer que está reconociendo que, haga lo que haga, sobre todo si lo hace por y para ella misma, se va a encontrar con lo mismo de siempre, dicho de una manera o dicha de otra y siempre acabando en el mismo sitio, el ser una zorra. Estoy seguro de que las feministas que lo critican se han encontrado que cuando consigue lo que quieren, jamás es porque se lo merecen, y aunque se estén comiendo el mundo, no se la valora ni un segundo. Está en la letra.

El insulto va cargado con la intención del ofensor y la espoleta que quiera ponerle el insultado. Una de las maneras de no armar esa espoleta es considerar el insulto como cualquier otra palabra y despojarla de ofensa, para darle otro valor. Cuando le preguntas al que intenta ofenderte si aparte de la injuria tiene algo de interés que aportar al debate (aparte de ese rebuzno), generalmente cierran la boca, precisamente para no rebuznar más. Eso es lo que hace la canción, lisa y llanamente.

Zorra enseña como una palabra usada como insulto puede convertirse en arma para encañonar con ella al que agrede, que, de pronto, se encuentra desarmado y ve que la zorra, como dice la canción, se convierte en un chacal que no va a tener ninguna piedad. Y, palabra de maricón, les aseguro que la mayoría de las veces funciona.

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