La Feliz Gobernación

El artículo 33

Emiliano García-Page, junto a Fernando López Miras, Carlos Mazón y Juanma Moreno Bonilla, este miércoles.

Emiliano García-Page, junto a Fernando López Miras, Carlos Mazón y Juanma Moreno Bonilla, este miércoles. / CARM

Ángel Montiel

Ángel Montiel

¿Qué es el comunismo?», preguntó el nuevo militante reclutado en una célula clandestina del PCE en la Lorca de mediados de los 70. «El comunismo es la disciplina de la base al buró político», recibió como respuesta en boca del más veterano de la reunión. 

Hubo un tiempo en que las cosas estaban muy claras, aunque cabe entender que por entonces existían condicionantes graves que sometían la necesidad de debate a la efectividad de las organizaciones políticas que se rebelaban contra la dictadura. Mejor aplazar los matices cuando de lo que se trataba era de actuar contra un adversario peligroso, totalitario

Pero después se restauró la democracia, y parecía consecuente preguntar y participar, al menos recibir explicaciones razonadas en algo más que la voluntad de poder. Sin embargo, sigue siendo tabú poner reparos al buró político. El del PSOE, por ejemplo. Sus actuales dirigentes determinan que la disciplina a las improvisadas posiciones del aparato del partido es lo que determina la lealtad de la militancia, sin que ésta deba distraerse en observaciones de ningún tipo.  

Ni siquiera cabe denunciar impostura, pues la dirección socialista organizó el pasado fin de semana un cónclave en Galicia en que repartió a las respectivas federaciones un documento de ‘programa’ en el que se resumía una ‘nueva política’ elaborada en mesa camilla que, al ser aceptada por el artículo 33, pasó a ser doctrina democrática sin superar ningún filtro, enmienda o debate. Es lo que hay, y quien se oponga está fuera. Y esto aunque quienes se opongan lo hagan desde la posición que compartían todos poco tiempo antes. 

El aparato del PSOE ha salido en tromba para acusar a García Page de «buscar la notoriedad» al diferenciarse de la política oficial de su partido. Un reproche sorprendente cuando la ‘notoriedad’ se obtiene por la difusión de una conversación privada, en tono coloquial, grabada inadvertidamente, que no estaba destinada a su promoción pública. De nuevo se recuerda que la lealtad política es antes a la organización que a las ideas o a la expresión de las dudas o desacuerdos. 

Y esto, en un partido cuyo secretario general ejerce como tal por haberse rebelado en su día contra el aparato anterior. Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga. 

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