El prisma

Confrontación y viceversa

Parece estar todo dicho: López Miras no confía nada en Moncloa y se inaugura un tiempo de confrontación en toda regla desde la CARM, como desde el resto de autonomías gobernadas por el PP

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, en una entrevista exclusiva para La Opinión.

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, en una entrevista exclusiva para La Opinión. / LA OPINIÓN

J. L. Vidal Coy

J. L. Vidal Coy

Lo que espera la Región de Murcia del nuevo Gobierno de coalición quedó diáfanamente expresado en la entrevista al presidente López Miras que publicó este diario hace unos días. A pesar de que está muy ocupado motu proprio en la lucha contra la ley de amnistía, está claro que le queda tiempo suficiente para desgranar paralelamente sus peticiones -’exigencias’ es el sustantivo usado comúnmente- de mejoras territoriales dependientes de las veintidós gestiones ministeriales, tomadas una a una, o de la acción colegiada de quienes se sientan en el Consejo de Ministros monclovita.

Otra cosa es lo que los ciudadanos, o algunos de ellos, esperan del nuevo Ejecutivo estatal. Será diferente probablemente de lo que aguarda San Esteban, su entorno y sus votantes, si es que estos estuvieran expectantes sobre la próxima acción gubernamental desde Madrid.

Pero el presidente regional no espera nada bueno de Sánchez y sus ministros. En sus respuestas fue suficientemente áspero como para que desde Madrid no vaya a ser considerado un interlocutor estimable, ni aportador de ideas. «La Región de Murcia Sánchez la nombró solo en una ocasión y fue para hablar mal de ella y para mentir», declaró López Miras sobre el discurso de investidura. Con eso parece estar todo dicho: no confía nada en Moncloa y se inaugura un tiempo de confrontación en toda regla desde la CARM, como desde el resto de autonomías gobernadas por el PP.

En estricta lógica democrática y viendo los votos a la coalición gobernante murciana PP-Vox, cabe pensar que las palabras del presidente representan el pensamiento de muchísimos murcianos. La mayoría. Al margen de que en esta etapa esté abierto oficialmente el espacio para la descalificación total y el menosprecio, repasando los deseos del mandatario regional se cae en la cuenta que vienen a ser los mismos que se tenían en las dos legislaturas de Mariano Rajoy, hasta 2018, sin que cristalizaran entonces ninguna de aquellas ansias.

Ahora, por poner un ejemplo palmario en su importancia y la controversia que suscita, los traslados de agua Tajo-Segura no han dejado de crecer desde el año hidrológico 2018-2019, como es comprobable públicamente en el cuadro correspondiente (Desembalses Acumulados Imputables al Trasvase-Segura) de la Confederación Hidrográfica (CHS). Algo parecido ocurre con las inversiones del MITECO para otro asunto capital, la regeneración del Mar Menor, que tiene comprometidos, y se están ejecutando gradualmente, 484,4 millones de euros.

En cuanto al peliagudo asunto de la quita de la deuda que le corresponde a Murcia, en proporcionalidad a la acordada para Cataluña, tampoco se entiende que Miras se niegue a aceptarla -«es una vergüenza y no soluciona los problemas»-, puesto que la Región tenía en agosto pasado una deuda pública de 12.000 millones de euros, según el Banco de España, que ningún consejero de Economía consigue revertir. La reducción del 20% que se ofrece por aquel pacto queda lejos del total, pero seguro que alivia un erario tan deficitario como el murciano. Se supone que en San Esteban no aspiran a un trato de favor como el que, dicen, se ha dispensado a la Generalitat y rivales guaterloanos... ¿O sí?

Quizá el presidente regional tiene mejor perfiladas otras críticas; verbigracia, los retrasos acumulados en ejecución de infraestructuras de transporte. Pero su aspiración implícita de generalizar la confrontación política con ese que otros llaman ‘traidor’ parece disruptivo y desacorde con su anhelo explícito de gobernar con eficiencia y justeza: no hay más que repasar el estado actual de rubros transferidos como Educación, Sanidad o Servicios Sociales que, según él, van como la seda, después de 28 años de égida popular regional. El envés: todo lo que depende del Gobierno estatal va de mal en peor y no mejorará. Conclusión: Moncloa y Ferraz nos roban, nos maltratan y nos menosprecian. Así que, desde aquí, confrontación y viceversa. Sabia postura de largo recorrido.

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