La Feliz Gobernación

Valga la redundancia

Los 22 ministros del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez prometen sus cargos ante el rey Felipe VI

Los 22 ministros del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez prometen sus cargos ante el rey Felipe VI / Chema Moya

Ángel Montiel

Ángel Montiel

Que la primera característica de un Gobierno sea que «tiene un alto perfil político», como ha presentado Pedro Sánchez el suyo, parece una redundancia. Todos los Gobiernos son políticos, al menos en democracia. Lo que sin duda ha querido decir el presidente y ha interpretado la mayoría de observadores es que se trata de un Gobierno que viene a pelear contra sus muchos y muy crecidos adversarios, situados en el ala derecha de la sociedad española. Más madera, es la guerra, podría ser el lema. Sobre todo cuando Feijóo también se dispone a retocar su equipo, se supone que con el mismo criterio.

Cuando se subraya la condición ‘política’ de un ministro o ministra, cosa que parece obvia, se indica que hay más disposición para la confrontación que para la gestión, y que ésta, en todo caso, estará más dirigida a los intereses de partido que a contemplar criterios técnicos o espacios compartidos.

Un político-político es aquel que suele responder a las preguntas de los periodistas con rodeos que aluden a las posiciones o a las contradicciones de los adversarios, sin atender directamente a lo que se le inquiere. Es quien parece hablar a la contra de otros en vez de a favor de su propia idea. Alguien que divide el mundo entre buenos y malos, otorgándose voluntariosamente plaza entre los primeros.

Un político-político viene a velar la complejidad de las cosas con la distracción de las broncas. Viene a infantilizar los argumentos. Viene a imponer la política como arte superior a la razón del resto de estamentos institucionales, que se han de someter a su más elevado criterio. El político-político cree que a la voluntad política, la suya, nada se ha de interponer. Y tiene el argumentario como letanía. Una letanía móvil y variable, según sus propias circunstancias.

Promover un Gobierno de ‘alto perfil político’ significa admitir que la realidad política no es normal. Se trataría, pues, de anormalizarla un poco más.

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