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Paul McCartney: Cómo cerrar el círculo de la mayor historia del pop

Paul McCartney, en el estreno británico del documental ‘If These Walls Could Sing’, en 2022.

Paul McCartney, en el estreno británico del documental ‘If These Walls Could Sing’, en 2022. / Maja Smiejkowska / Reuters

Rafael Tapounet

Está ampliamente documentado que cuando en 1995 los tres beatles que todavía quedaban en pie -The Threetles, como se les llamaba jocosamente en esos días- se pusieron a la tarea de intentar insuflar nueva vida a un canción inacabada de John Lennon titulada Now and then, el único que parecía verdaderamente interesado en completar el trabajo era Paul McCartney. Tampoco era una novedad. «Si no hubiera sido por Paul, los Beatles habríamos hecho solo tres álbumes», confesaba Ringo Starr en un reciente documental sobre los legendarios estudios de Abbey Road en los que el grupo de Liverpool grabó casi todos sus discos. Que fueron la energía y la ambición de McCartney las que mantuvieron a los Fab Four en movimiento cuando Lennon, el líder natural, empezó a perder el entusiasmo y a dejarse llevar por la indolencia es una realidad que hoy casi nadie discute (y que aparece refrendada de manera contundente en las imágenes de la serie de Peter Jackson Get back). Pero durante años la percepción general fue otra muy distinta.

Cuatro meses después de que Lennon muriera asesinado a las puertas de su casa el 8 de diciembre de 1980, el escritor y periodista británico Philip Norman publicó ¡Gritad!, una biografía de los Beatles construida en torno a la idea de que John representaba «tres cuartas partes» del grupo y que Paul era poco más que un cantautor empalagoso que se manejaba bien en el terreno de las relaciones públicas. Con el tiempo, Norman acabaría reconociendo que su visión sesgada obedecía a una mezcla de envidia y resentimiento personal hacia McCartney, pero en 1981, con Lennon convertido en un santo mártir laico, el relato que ofrecía ¡Gritad! fue rápidamente aceptado como la verdad oficial sobre los Beatles; un dogma que muy pocos se atrevían a refutar.

Restaurar el equilibrio

Las cosas empezaron a cambiar a mediados de los 90 gracias a la aparición de libros como Revolución en la mente, de Ian MacDonald, y Many years from now, de Barry Miles, que ayudaron a restaurar el equilibrio de la fuerza en la galaxia Beatle y devolvieron a McCartney su papel central en la historia de los Fab Four. Ese giro en el discurso se vio reforzado por el proyecto Anthology, una titánica reconstrucción de la trayectoria del grupo a través de una serie documental de ocho episodios, tres cedés dobles con canciones inéditas y tomas alternativas y un libro biográfico de talla XXL.

Fue durante la preparación de Anthology cuando surgió la idea de producir canciones nuevas de los Beatles a partir de unas grabaciones domésticas de John Lennon que la viuda de este, Yoko Ono, cedió a los tres supervivientes. Dos de ellas, Free as a bird y Real love, vieron la luz en 1995 y 1996, respectivamente; el mundo las recibió con división de opiniones. Una tercera, Now and then, fue archivada después de una infructuosa sesión en la que se pusieron de manifiesto tanto las graves deficiencias de sonido de la cinta original como el desdén de George Harrison, que llegó a calificar la canción de «puta basura».

Un nuevo significado

Sin embargo, Paul McCartney, un genio musical más dotado para la intuición poderosa que para el pensamiento elaborado, vio algo en Now and then que a los demás, al parecer, se les pasó por alto. Desde el primer momento vislumbró que esa balada quejumbrosa en La menor tan típica del Lennon de los 70 tenía el potencial para revelar un nuevo y conmovedor significado si se la trataba como una canción de (y sobre) los Beatles. En 1995, el sofisticado juego de equilibrios y concesiones sobre el que se sustentó el proyecto Anthology le aconsejó no insistir y aceptó el veto de Harrison. Pero en su interior siempre tuvo claro que aquello era un aplazamiento y no una renuncia.

McCartney ha necesitado más de un cuarto de siglo y la irrupción de una nueva tecnología para convertir aquella visión en una realidad. El resultado artístico es, como todo en esta vida, discutible. Tampoco importa demasiado. Cuando las voces de un John de 37 años y un Paul octogenario se reencuentran en esos versos que dicen «ahora y entonces / te echo de menos», la magia del grupo más importante de la historia de la música pop atraviesa el tiempo para encender una llama en el corazón de sus seguidores y cerrar un círculo. En el reverso del single de doble cara A que contiene Now and then figura Love me do, la primera canción que publicaron los Beatles en octubre de 1962. Y todo vuelve a empezar. 

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