La Feliz Gobernación

La extrema derecha plural

El líder de Vox, Santiago Abascal (i) y el portavoz nacional del partido en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros

El líder de Vox, Santiago Abascal (i) y el portavoz nacional del partido en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros / Ricardo Rubio - Europa Press

Ángel Montiel

Ángel Montiel

Empezamos a saber que en la extrema derecha también hay corrientes, sensibilidades, familias, confluencias... De un lado están los ultraliberales, y de otro los neofalangistas. De este revoltillo no puede salir nada bueno.

Los ultraliberales son partidarios del Estado Cero, salvo la Policía, para que guarde el cortijo; el Ejército, para que defienda el lindero y la autarquía, y la Justicia para que condene a los que roban gallinas. Los falangistas, por su parte, son como democristianos laicos,que defienden las oligarquías, pero propagan la justicia social, es decir, la caridad, para que los desfavorecidos no se desmanden. Los primeros abominan del Estado, pero en cuanto salen de concejales se suben el sueldo; los segundos aman al Estado siempre que lo gobiernen ellos, y esto porque desde él pueden promover el equivalente a políticas nacionalsocialistas. Todos son de extrema derecha, pero unos son más de extrema y otros más de derecha.

Para ser ultraliberal es conveniente llamarse Iván Espinosa de los Monteros. Sólo si tienes un nombre aristocrático te van a votar los descamisados y los que para ir a la playa se protegen la cabeza con un pañuelo de cuatro nudos. Al pueblo le tira mucho ser tiranizado, pero por alguien de categoría, con pedigrí, que tenga por lo menos ocho apellidos de ringorrango. Sin embargo, para ser neofalangista vale cualquiera, incluso Jorge Buxadé, porque hay otra parte del pueblo que quiere ser tiranizada cara al sol con la camisa nueva.

A ambos bandos los une la patria, que no es más que el rodal que ha quedado fijado en algún momento de la Historia: unas veces fue más grande y otra más pequeño, pero siempre móvil y variable. Dentro de la patria están los patriotas, es decir, la gente, pero ésta debe quedar sometida al bien superior de ese ente abstracto.

Resulta, según nos vamos enterando, que la ultraderecha es plural, o sea, que cada tendencia es reaccionaria a su manera. Si se va Iván y pasa por progre ¿cómo serán los que se quedan?

Suscríbete para seguir leyendo