Tribuna Libre

La ciudad del peatón no puede dar prioridad al coche privado

Gran parte de la ciudadanía, incluso con los rigores del calor estival, está defendiendo un Puente Viejo peatonal, o lo más peatonal que las circunstancias permitan, desde que Toribio Martínez de la Vega y Jaime Bort nos lo legaran en 1742 como joya arquitectónica que no está siendo mantenida con el cuidado y rigor que merece

Un cartel durante la concentración en el Puente Viejo el pasado junio.

Un cartel durante la concentración en el Puente Viejo el pasado junio. / Francisco Peñaranda Saura

Joaquín Contreras

En pocas ocasiones una victoria electoral indiscutible como la del reciente 28M en la ciudad de Murcia puede tener una ‘digestión’ tan complicada. Un Plan de Movilidad Sostenible, como el que se encontraba en ejecución, de una coherencia incuestionable definida por su respaldo y financiación europea, pero tan mal gestionada por unos administradores públicos faltos de pedagogía, está creando un ambiente social postelectoral en cuya superación deberíamos colaborar todos los ciudadanos de buena fe. 

No resulta fácil desprenderse de la sensación de vencedores y vencidos, en un juego democrático electoral que la sociedad española ha asumido después de más de 40 años de democracia, pero mucho menos cuando la cuestión no es ideológica, como es la implementación de una nueva ciudad amable, más al servicio del peatón, más sana y menos agresiva para el ciudadano. Y la necesidad de consenso resulta inevitable e imprescindible en la dinámica urbanística y de diseño de las ciudades en la que está inmersa toda Europa y, por ende, España, de la que Murcia no puede desligarse ni tan siquiera con el furor casi implícito de los que han ganado las elecciones, y, en nuestro caso, ha supuesto la vuelta a la Glorieta de quienes han gobernado durante décadas, hecho que nadie puede poner en cuestión. 

Caeríamos en la misma situación de mala praxis de la que hemos acusado a los gestores anteriores si acaba imponiéndose sin más la tesis contraria. Suspender o revertir el Plan de Movilidad no puede ser la solución, por muy mejorable que resulte. Entre otras razones, porque si las obras tuvieron sus detractores, también tuvieron sus defensores, aunque con menos ostentación, y si se plantea una comisión de expertos para revisar y mejorar el plan, no es muy comprensible que algún político se adelante y plantee cambios drásticos; como reabrir completamente el Puente Viejo y dejar en suspenso las zonas de bajas emisiones, que son elementos básicos de las nuevas estrategias de descontaminación urbana, que ya se han implementado en unas zonas de la ciudad como Santo Domingo, entorno de la Catedral, Alfonso X o San Nicolás, mientras se renuncia a ellas en los barrios del Sur, como El Carmen, que es el más polucionado de la ciudad. 

El Carmen es el barrio más contaminado de una ciudad de servicios como es Murcia, que carece por completo de industria alguna y que, sin embargo, es la tercera ciudad más contaminada de España. El eje Gran Vía-Puente Viejo- Alameda de Colón- Avda. Floridablanca- El Rollo es una vía rápida interior de travesía de la ciudad en sentido Norte-Sur, que nada aporta a los barrios que atraviesa, sino el humo y los gases contaminantes de sus tubos de escape. Esta autovía interior no puede permanecer, ni debe tolerarse, y el Plan de Movilidad lo debe evitar, por ello, es absolutamente injustificable la circulación por el Puente Viejo en los términos en que se ha mantenido hasta hoy. Se impone la restricción del tráfico que no sea imprescindible, como el transporte público o el de los residentes y usuarios de los aparcamientos existentes actualmente si no dispusieran de otra forma de acceso, pero ningún otro. Sin olvidar la posibilidad de una peatonalización total en un futuro no lejano, en la línea de otras peatonalizaciones diseñadas en barrios de Murcia o Cartagena, que han demostrado que el transporte privado no es la circunstancia básica para la pervivencia y revitalización de un comercio local y de cercanía que debemos defender. Es una verdad de Perogrullo que no se ha querido admitir intencionadamente.

Un modelo de transporte público eficaz se impone en una ciudad y un área metropolitana que concentra un tercio de la población regional y pudiera ser el mayor déficit que un Plan de Movilidad Sostenible ha de resolver. El desacuerdo entre administraciones municipal y regional ha impedido una empresa pública de transporte eficiente, como existe en otras ciudades de España, sin que ello pueda ser tildado de ningún otro matiz que la eficacia. La coincidencia del partido que gobierna hoy en ambas administraciones pudiera facilitar un acuerdo que hasta hoy no se ha dado y que todos celebraríamos, pero sin un modelo de transporte público eficiente no será viable un Plan de Movilidad eficaz

Lo que resulta discutible cuando menos es la necesidad de una red de aparcamientos públicos, que actuarán como efecto llamada a una circulación del vehículo privado que no queremos promover, sino evitar, en el centro de la ciudad, tal como ocurre en la mayoría de las grandes urbes de Europa y en muchas de España. El Barrio de El Carmen dispone de un aparcamiento público en el entorno del Cuartel de Artillería, infrautilizado, y no necesita ningún otro, sobre el cual el equipo de gobierno anterior ya había programado su uso gratuito por dos horas para compras en la zona comercial de El Carmen, en cuya gestión, antes del cambio de gobierno, se comprometió con la Asociación de Vecinos Carmelitanos, la única asociación de vecinos activa durante los últimos años en nuestro barrio. Creo necesario remarcar esta información, porque el pasado 27 de junio, los concejales Pacheco y Muñoz, junto a representantes de una asociación de comerciantes del Carmen, no tuvieron empacho en comparecer ante los medios apropiándose de un recurso que ya estaba diseñado por la corporación anterior.

Si como dije al principio de este escrito, todos los ciudadanos debemos colaborar a superar un ambiente postelectoral crispado, no podemos admitir manipulaciones de ningún tipo, ni embarcarnos en propuestas tan conflictivas como aparcamientos en Calle Floridablanca o Alameda de Colón, que ya fue un proyecto que tuvo que ser retirado por quien se atreviera a proponerlo, el Concejal de Tráfico y Transportes Javier Iniesta, hace una década, siendo en aquellos tiempos una propuesta más coherente que en los que hoy corren de cara a una ciudad prioritaria para el peatón: amable, saludable y sostenible, con el mito del coche privado relegado definitivamente a un segundo término. Y con un transporte público eficiente del que Murcia carece todavía.

No tropecemos dos veces en la misma piedra y aprendamos de ciudades de menor entidad que la ‘séptima de España’ que somos, como es Alicante o Pontevedra, en la que el subsuelo permanece reservado para otros fines.

Mientras tanto, gran parte de la ciudadanía, incluso con los rigores del calor estival, está defendiendo un Puente Viejo peatonal, o lo más peatonal que las circunstancias permitan, desde que Toribio Martínez de la Vega y Jaime Bort nos lo legaran en 1742 como joya arquitectónica que no está siendo mantenida con el cuidado y rigor que merece, a pesar de haberle colocado una medalla de BIC que no respetan los mismos que la propusieron. 

Los jueves nos seguimos viendo en el Puente Viejo, el Puente de los Peligros. Hasta que la cordura se abra paso.

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