El Prisma

Intolerancia en Murcia: las tetas de Rocío, la piel de Athenea y La Llana

La intolerancia está de moda política, no solo social

Athenea Pérez denuncia ataques racistas por proclamarse Miss Murcia No entienden que represente a mi región si no tengo la piel clara

Athenea Pérez denuncia ataques racistas por proclamarse Miss Murcia No entienden que represente a mi región si no tengo la piel clara

J. L. Vidal Coy

J. L. Vidal Coy

Hay intolerancias variopintas. Pero las que son recurrentes en Murcia pueden ser constitutivas de delito. Diversos, sí, pero delitos al fin y al cabo. Del escándalo de las tetas de la cantante Rocío Saiz han resultado varias consecuencias que pueden ser penales, administrativas o disciplinarias. Depende del resultado de la investigación del Fiscal Superior, de cómo se evalúe la actuación del uniformado que pretendió ser excelso guardián de la moral por una noche y de qué penalización estimen sus superiores que merece.

El nuevo ridículo informativo que dicho funcionario con galones de inspector hizo protagonizar a la Región en medios de todo el Estado coloca de nuevo este denostado territorio como objeto preferente de hazmerreír y escarnio. Cuando no de indignación entre quienes siguen convencidos de que estamos a punto de terminar el primer cuarto del siglo XXI con legislaciones de las más avanzadas en Europa, a pesar de que haya aún muchos indígenas en esta Qué-hermosa-eres aferrados a ideologías progresistas del siglo XI; d.C., entendámonos.

Chocante: se guardan con celo digno del secreto del sumario del 11-M las iniciales del autor autoritario del desbarre puritano ante el mismísimo imafronte catedralicio, y se explica diciendo que el ínclito uniformado está «en comisión de servicio». Por cierto, Rocío Saiz ya sufrió un incidente parecido en Molina de Segura, en 2018. Su espectáculo fue tachado de «obsceno» por el PP local.

El sindiós en Belluga difuminó un asunto tan merecedor como ese de ser calificado de delito de odio: el color de la piel de Athenea Pérez, candidata por Murcia a Miss Universo España. No se trata de justificar concursos que cosifican a la mujer. Se trata de que la joven en cuestión ha visto su piel morena traspasada por afiladas saetas xenófobas y racistas en las redes sociales, ese sanctasanctórum de desalmados que refugian su cobardía en el más turbio y cobarde anonimato.

Su pecado es que, como hija de muleño y ecuatoguineana, tiene la piel que le corresponde, no como Michael Jackson. Y eso no casa con los parámetros raciales de los ultras defensores de la murcianidad blanca. No reparan en que, al cabo, todos los de esta parte tenemos la mezcla de sangres ancestrales que tenemos, a mucha honra, aunque los padres sean de muchas generaciones de cristianos viejos. No es digno de mención ni uno de los ridículos improperios proferidos en las redes contra ella y su derecho a ser representante de Murcia. Aventuro que esos mismos ocultos escribidores llevan tiempo insultando a gitanos, moros, panchitos, etc., etc. Pero no son racistas, ca! Son murcianos. No como «esos».

La intolerancia está de moda política, no solo social: hay una ultracatólica antiabortista presidiendo Les Corts valencianas; una fan de Trump homófoba y negacionista que hace lo propio en Aragón, y un señoro que niega la violencia de género y se declara anti-LGTBIQ+ en misión análoga en Baleares. Los tres son de Vox y están donde están porque el PP consiente.

Aquí los de Feijóo y Miras aún no tragan con Vox, pero colocan en la presidencia de la Asamblea a la exalcaldesa que ignoró sucesivamente un rapapolvo del Defensor del Pueblo en 2017 por la prohibición del nudismo en las playas de San Pedro del Pinatar, y pasó de la sentencia del Contencioso Administrativo 1 de Cartagena por el mismo motivo, en 2022. Se parapetó en la Ley Mordaza de EME Punto, aún vigente. Así que ojito, ojito con quitarse el bañador en La Llana. De remate, hace apenas un mes, Vox criticó en Lorca los cursos «para enseñar a los hombres a poner lavadoras». Pero los murcianos somos muy tolerantes, acogedores del foráneo y del diferente. Palabrita del Niño Jesús.

Suscríbete para seguir leyendo