Vuelta al escenario de 1982

La política, y la vida en general, es mucho más sencilla cuando solo hay dos opciones para elegir. O eres del Real Madrid o del Barça. O votabas al PP o votabas al PSOE. El bipartidismo produjo incontables legislaturas donde reinaba una claridad política absoluta. Para ello fue necesaria la desaparición de UCD, el mejor invento de la derecha desde la CEDA, en palabras de Alfonso Guerra. La cosa se complicó mucho cuando entraron en juego terceros en disputa. La claridad devino confusión con la Gran Crisis y el nacimiento de nuevas opciones que aspiraban a reemplazar a los dos grandes partidos dominantes. El domingo asistimos al óbito de dos de ellas: Ciudadanos y Podemos. Ya solo nos queda enterrar a Vox. Pedro Sánchez lo apuesta todo a que Vox siga vivo mucho tiempo y confía en la visibilidad de los pactos locales y autonómicos con el PP para movilizar y reagrupar a toda la izquierda bajo su figura. La consolidación electoral de los de Santiago Abascal es un lujo que la derecha no se puede permitir si quiere gobernar España. Esa fue la peor noticia del 28M.