De vuelta

Sánchez, enterrador de la ética

Santiago Delgado

Santiago Delgado

José María Valverde fue Catedrático de Estética en Barcelona. En algún momento del Tardofranquismo, los docentes universitarios de la disidencia ideológica con el Régimen fueron expulsados de sus cátedras, porque sí; porque socavaban, con sus ideas y enseñanzas los cimientos profundos del sistema. García Calvo, Tierno Galván y Aranguren eran sus nombres. Entonces, Valverde dejó su cátedra, diciendo: «Nulla estetica sine etica». O sea, no es válida ninguna Estética si sucede que no rige una Ética válida para todos en la sociedad donde deben cohabitar ambas. 

No quiero hacer a ninguno de los cuatro mentados avalistas de cuanto voy a decir a partir de ahora en el presente texto, pero el alegato de Inés Arrimadas en la reciente moción de censura me anima a traer la frase del erudito extremeño que daba lección en Cataluña. La dirigente del partido Ciudadanos se limitó a enumerar una por una las felonías de Pedro Sánchez desde que llegó al poder. Omitió, por no ser del caso, las anteriores; como aquélla en que sacara urnas repletas de votos a su favor en las elecciones internas del partido. En esa enumeración había acciones fuera de la ley, como los dos confinamientos y acciones perpetradas durante el fulgor de la pandemia. Y había ocasiones mil en las que la nulla ética arrastraba, no sólo al autócrata, sino también al partido suyo (y nunca mejor dicho lo de suyo). 

El acaparamiento del Estado por el Gobierno, y desde ahí partir para acogotar la sociedad entera es, quizá, el mayor de ellos. Paró la señora Arrimadas, por el tiempo concedido, pero podía haber seguido.

Pienso yo si en el partido de este señor no habrá emuladores de aquel José María Valverde que no toleró continuar con sus estudios estéticos si, afuera, en la calle, no gobernaba una ética válida para todos, y no una ética impuesta desde el poder autocrático. Ahora impera una ética (la ética de la mentira) propugnada por una exigua mayoría parlamentaria en Las Cortes. 

Y somos muchos los que nos tememos que el mayor eticocidio lo efectuará en las elecciones, manipulándolas. Yo doy el pucherazo por seguro. Si ya lo ha intentado hacerlo una vez, por qué no lo va a intentar de nuevo. Es un obseso patológico del poder. Y ha comprado a toda la élite ideológica afín con dinero del Estado: mayor falta de ética política no es pensable que exista. Usa el dinero de todos para mantenerse en el poder. Y tacha de franquista a todo el que se oponga. Y promulga una ley estalinista de memoria del pasado, para eliminar toda idea contraria a su propia persona. 

A los que sí consienten en su hegemonía personal, les abruma de sinecuras y cargos sin número.

Inés Arrimadas, muchas gracias. 

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