Carta de un expresidente

Mujeres decisorias

La ministra de Igualdad, Irene Montero, tras la aprobación de las leyes trans y de reforma del aborto.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, tras la aprobación de las leyes trans y de reforma del aborto.

Alberto Garre

Alberto Garre

Son muchas las mujeres españolas que han hecho historia: Concepción Arenal (1820-1893), penalista, periodista y escritora, se matriculó en la universidad a pesar de que en su época estaba prohibido. Para conseguirlo se inscribió como hombre y vestía como si lo fuese.

Emilia Pardo Bazan (1851-1921), periodista y catedrática, destacó por su intensa labor en defensa de la instrucción de las mujeres como entusiasta y precursora de los derechos de la mujer y el feminismo.

Clara Campoamor (1887-1972), abogada de profesión, política y defensora de la mujer, impulsó el sufragio femenino en España que se consagró gracias a su afán y preparación el 1 de octubre de 1931.

Las tres y otras muchas de aquella época fueron mujeres reivindicativas y exitosas de su género.

Angela Merkel, física y política, fue canciller de Alemania entre 2005 y 2021; Úrsula von der Leyen ha sido la primera mujer en presidir la Comisión Europea; Christine Lagarde está al mando del Banco Central Europeo. Todas ellas han sido, y lo siguen siendo, reconocidas en las esferas en las que ejercen, situando el listón femenino a un nivel que nos abruma ante el panorama que contemplamos en las políticas españolas.

Todas las mujeres referidas anteriormente son dignas de las más altas consideraciones, pero ninguna de ellas ha sido clave en el devenir de la actual política española como las que a continuación paso a relatar por hechos notorios:

A) A Pablo Iglesias lo enterró políticamente Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas madrileñas del 4 de mayo de 2021.

B) A Albert Rivera lo destronó como líder indiscutible de Ciudadanos Inés Arrimadas con su triunfo en las elecciones catalanas de 21 de siembre de 2017, aunque Rivera nunca lo reconociese, como tampoco hoy los españoles consideran a Arrimadas una política exitosa, pues los vaivenes de Albert terminaron por convertir a la jerezana en la tanoestética del cadáver de Ciudadanos.

C) Otra mujer muy popular, secretaria general del PP con Rajoy, colaboró con su nefasta gestión en la espantada de ‘don Tancredo’. Sonada fue su ‘indemnización en diferido’ al tesorero del PP, Luis Bárcenas.

D) Por último, aún sin culminar, pero en estado de descomposición avanzado, el Gobierno de Pedro Sánchez solo ha necesitado de una magnífica cajera de supermercado, Irene Montero, para, haciendo veces de ministra, conseguir con su vomitaba Ley del sí es sí, dinamitar su propio Gobierno en tiempo récord, apoyada en la lealtad del presidente a sus aliados podemitas y colaboradores bilduetarras y separatistas mientras traiciona los principios socialistas.

Ni Pilar Llop ni Esperanza Aguirre en la presidencia del Senado, ni Luisa Fernanda Rudi, Ana Pastor o Meritxell Batet en la del Congreso de los Diputados consiguieron la hazaña de ser la mujer más conocida de España durante sus mandatos, como lo es doña Irene.

Ni Casado, ni Feijóo, ni Abascal han sido capaces de debilitar tanto a Pedro Sánchez como la ministra de Igualdad, sin igual a la hora de legislar, habiendo propiciado al día de hoy que casi quinientos delincuentes se hayan beneficiado ‘porque sí’ de su ley, así como que la denominada Ley Trans, aprobada el pasado jueves permita a menores de edad cambiar de sexo sin autorización paterna.

Las mujeres, como los hombres, han decidido a la largo de la historia muchas de las grandes controversias mundiales y nacionales, con independencia de su tiempo, unas para bien de la humanidad y otras para su desgracia, como en este artículo he intentado reflejar bajo mi punto de vista, que no tiene que coincidir con el de todos los lectores, ni aspiro a ello, solo es mi opinión.

Tengo la reflexiva impresión de que Irene Montero, con sus actos, va a ser decisoria para muchos españoles de la inclinación de sus votos en los procesos electorales que se avecinan.

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