Lo veo así

Educación y otras cosas

Pity Alarcón

Pity Alarcón

Cuando escribo este artículo (las cosas en este campo suceden con tanta rapidez que en el transcurso de un día pueden alterarse las estadísticas), otra mujer ha sido asesinada en Galicia a manos de su expareja. Al parecer, la agresión se produjo cuando el asesino de la mujer acudió al domicilio de ésta para devolver a los dos hijos menores, con los que había pasado el fin de semana. Fue en ese momento cuando presuntamente cometió el crimen delante de los niños. Posteriormente, el hombre, con la ropa manchada de sangre, llevó a los pequeños a casa de sus abuelos paternos y se dio a la fuga.

Con esta muerte, serían ocho las mujeres asesinadas por violencia de género en España en este 2023. Sí, en poco más de un mes, ocho mujeres han perdido la vida a manos de sus parejas o exparejas, y en algunos casos, han sido asesinadas delante de sus hijos. Hombres que creen que la mujer les pertenece, que no son capaces de pensar en esos hijos a los que traumatizan para toda la vida (estos dos niños vienen a sumarse a los once huérfanos contabilizados hasta ahora en España en lo que va de 2023 cuyas madres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas), porque su feroz machismo les impide pensar en el daño que su sinrazón produce.

Este país, esta sociedad avanzada, no puede ver impávidamente cómo el número de víctimas por violencia de género crece en la manera en que lo está haciendo (desde el año 2003, cuando comenzó la estadística oficial, han muerto 1.190 mujeres a manos de sus parejas o exparejas), y es hora de que nos preguntamos qué está ocurriendo en los colegios, qué enseñanza se está impartiendo sobre este grave tema. Sí, ya sabemos que la educación se recibe en casa, pero la enseñanza ha de transmitir una educación en valores que quizás estemos echando en falta ahora.

Hace unos días fuimos testigos de un hecho que ha de avergonzar a esta sociedad. Aparecían tres chicos y una chica en pantalla interviniendo en un directo en TikTok. Ante la mirada asombrada, y avergonzada también, de los tres chicos (esto nos hace pensar que todo no está perdido) la chica fue abofeteada por su pareja, que no aparecía en pantalla. Y lo más asombroso fue que intentó disculparlo, primero diciendo que la bofetada se la había propinado su padre, más tarde asegurando que ella no es víctima de maltrato porque ‘solamente le ha pegado dos palizas’.

Es inevitable preguntarse cómo una chica joven, al parecer preparada por como se expresaba (de cómo le funciona la cabeza mejor no hablamos), puede justificar el que su pareja le agreda, le avergüence en directo, le humille ante todo el mundo; aunque al parecer ella no se sintió humillada, ese es el problema.

Y nos preocupa el discurso de algunas formaciones políticas que niegan que estos sucesos ocurran. Partidos políticos que eufemísticamente hablan de maltrato intrafamiliar. Pero tanta preocupación, o más, nos producen las decisiones de otros partidos con experiencia de gobierno, que no deberían de entrar en ese juego y que lo hacen ante el asombro de los que creen que en la vida no vale todo, en política tampoco.

Pero en política podemos asistir a casos como el del líder del PP en la Comunidad Valenciana y presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, que ha hecho que su grupo se abstenga ante una moción del PSPV que pedía que los cargos condenados por violencia de género dimitan de los mismos. La excusa para abstenerse ha sido intentar introducir el siguiente texto en la moción: «La Diputación de Alicante rechaza cualquier tipo de violencia, especialmente aquella que atenta contra la vida de forma directa o indirecta de las mujeres, personas dependientes y menores».

Al más puro estilo de Vox. ¿Qué lleva a un partido como el PP a estas cosas?

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