Lo veo así

Pedro Cano, otra forma de mirar

Pity Alarcón

Pity Alarcón

La semana pasada, el Consejo de Ministros acordó conceder la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes del año 2022, entre otros artistas, al pintor de Blanca Pedro Cano. He de reconocer que esta concesión la vivo de manera muy especial. Sencillamente, me hace muy feliz, quizás porque siento su amistad como un regalo que te concede la vida. Posiblemente también porque, no importa el tiempo que tardes en verlo, cuando te lo encuentras la sensación que tienes es de que es la continuación de una conversación anterior, una conversación que se quedó a la mitad hace tiempo.

A Pedro Cano se le quiere desde el primer momento que se le conoce y yo tuve la fortuna de conocerle al poco tiempo de llegar a Murcia por primera vez. Él vivía en Italia y ya hablaba de su proyecto de vida en Nueva York, donde se trasladaría un año más tarde, para permanecer durante cinco años viviendo en el East Village, pintando y creando allí. Aquel primer encuentro me descubrió a un hombre cercano, cálido, enamorado de la Región de Murcia y de sus campos, de su tierra murciana, que refleja en unos cuadros fácilmente reconocibles sin mirar su firma. Porque la pintura de Pedro Cano es de él, no hay duda. Sus colores, sus trazos, nos hablan de su sensibilidad como pintor, de su manera de contemplar los paisajes de esta tierra. Pedro Cano es, ante todo, un observador de la naturaleza que se refleja de manera especial en el museo que lleva su nombre, en Blanca, en el pueblo que le vio nacer y dar sus primeros trazos pictóricos cuando solamente tenía once años.

Un museo que forma parte de la Fundación que lleva el nombre del artista, que está dirigido por la historiadora y profesora de la Universidad de Murcia María del Carmen Sánchez-Rojas y donde se muestran más de mil obras, entre óleos, acuarelas, dibujos y cuadernos de viaje, convirtiéndose, tal y como se pretendía, en un escenario multicultural gracias a sus salas de exposiciones, el espacio para talleres, la biblioteca y un pequeño auditorio. Un lugar, imprescindible para visitar en Blanca, que tiene por objeto «exponer y divulgar la obra del pintor Pedro Cano en el panorama regional, nacional e internacional, a través de publicaciones, exposiciones, conferencias u otros medios y acciones de difusión artística que permitan conocer, extender y promocionar los caracteres pictóricos del artista y su relevancia en el mundo del arte, y desarrollar y promover, en general, cualesquiera otras actividades relacionadas especialmente con la pintura y el arte contemporáneos», y que día a día, intenta hacer realidad lo que Pedro Cano dijera cuando fue inaugurado en el 2009: «Blanca es el corazón del Valle de Ricote, un lugar en el que convivieron en armonía las tres culturas. Queremos contribuir, además de al disfrute del arte, a la convivencia entre los pueblos. Mi apuesta es por la calidad y por hacer las cosas con el máximo esfuerzo y entrega».

Y esa entrega, ese esfuerzo, esa manera de hacer suya se ha visto reconocida con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes del año 2022 que viene a unirse a otros muchos reconocimientos recibidos a lo largo de su brillante carrera pictórica, entre los que se encuentran la medalla de oro en la Bienal de Pintura y Escultura de Florencia, para un año más tarde recibir también la medalla de oro en la Bienal de Artes Gráficas de la misma ciudad italiana.

Han pasado muchos años desde aquel lejano 1972 en que Pedro Cano realizara su primera exposición individual en la Galería Zero de Murcia. Esa exposición fue como el pistoletazo de salida de una carrera imparable hacia el éxito que no le hizo cambiar ni su forma de concebir el arte ni en la manera de entender la amistad y el amor por esta tierra que le vio nacer.

La concesión de esta Medalla de Oro tampoco le hará cambiar.

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