La Opinión de Murcia

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Pulso Político

El deporte como actividad central y prioritaria

Deporte y salud deben ser un eje estratégico de las políticas públicas. Una de las principales conclusiones que debemos extraer como sociedad tras la pandemia es que el deporte y la salud deben caminar inexorablemente de la mano. Conviene recordar que cada euro invertido en actividad física evita hasta quince euros de gasto sanitario. Por ello, es fundamental crear las condiciones que faciliten la práctica deportiva.

El deporte gana espacios en la consideración pública de manera constante. Se incorpora a los hábitos, costumbres y estilos de vida de la gente, progresiva y vertiginosamente. Con el paso del tiempo, se ha constituido no sólo en un instrumento extraordinario para la prevención de enfermedades y la promoción de la salud, sino además en una poderosa herramienta educativa y plataforma de inclusión e integración social.

La semana pasada se aprobaba en el Congreso de los Diputados la tan necesaria Ley del Deporte, impulsada por nuestro diputado, Juan Luis Soto, que introduce una nueva concepción del deporte y de la actividad física, reconociendo el derecho de todos y todas a la práctica deportiva y al deporte como actividad esencial.

Sin embargo, desde el Gobierno de López Miras parecen ajenos a esta realidad. La Región de Murcia es la comunidad autónoma que menos invierte en deporte por habitante de España. López Miras prometió en campaña electoral que aumentaría el presupuesto regional en materia deportiva hasta los diez millones de euros. Lejos de cumplirlo, el presupuesto regional en materia deportiva ha seguido disminuyendo, incluido en 2022 cuya cifra cae a los 6,4 millones de euros.

En los Ayuntamientos, propietarios de más del 90% de las instalaciones deportivas y motores indiscutibles del ‘deporte para todos’, nos hemos encontrado con continuas promesas incumplidas: convocatorias para la mejora de las instalaciones deportivas más ambiciosas que las que necesitábamos, convocatorias que nunca llegaron, ni las ambiciosas, ni las necesarias. Desde los ayuntamientos hemos destinado buena parte de nuestros esfuerzos económicos a atender los desafíos a los que nos enfrentamos, dando al deporte el protagonismo que merece y que la sociedad nos reclama: ampliación y mejora de las instalaciones deportivas, renovación de campos de césped artificial o mejoras en la eficiencia energética de las instalaciones, entre otras.

La pandemia también provocó la decisión por parte del Gobierno regional de suspender el programa de deporte escolar durante los dos últimos cursos, tiempo que se iba a aprovechar para actualizar y mejorar dicho programa. Ya hemos retomado la normalidad y no sólo no hay noticias del nuevo programa, sino que se ha retomado el viejo demasiado tarde y con desorganización.

Vivimos en una tierra maravillosa, con un clima y unas condiciones inmejorables para practicar todo tipo de deportes. Actividad física que debe ser la mejor medicina contra el sedentarismo y estar al alcance de toda la población, facilitando la conciliación, potenciando el deporte femenino y poniendo especial atención en los menores y en los colectivos en riesgo de exclusión.

Tenemos la suerte de contar con campeones de talla mundial como Carlos Alcaraz, Mo Katir o Pedro Acosta. Ellos hacen su parte, nos muestran de manera sobresaliente que trabajando duro se consiguen importantes objetivos, pero las grandes historias vienen de comienzos pequeños, de muchas horas en la pista del barrio, vienen de amar al deporte como acompañante de vida. En el deporte no pueden faltar la educación en valores como el compañerismo, la igualdad de oportunidades o la importancia del esfuerzo.

El deporte, sin duda, hace que las sociedades sean mejores y más sanas. Necesitamos urgentemente un Gobierno regional que lo tenga igual de claro.

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