La Opinión de Murcia

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Santiago Delgado

De vuelta

Santiago Delgado

Sexo y terminología

A la ultraizquierda, lo que más le gusta de todo es mandar absolutamente, sin cortapisas judiciales, ni parlamentarias, ni nada. Actualmente, en España, gobierna la ultraizquierda. Ellos, la ultraizquierda, esperan que para siempre. Una vez conseguido el poder, la ultraizquierda no lo abandona.

Bueno, pues ahora, la ultraizquierda quiere imponer una nueva manera de entender el sexo y de aludir a él mediante su terminología propia. Quiere imponer ley y lenguaje. Imponer, no proponer. La ultraizquierda no pacta, como la antigua Falange.

En la naturaleza hay dos sexos: masculino y femenino. El género es un asunto de la gramática, no de las personas. A las personas los trata, a su debido tiempo y en su oportuna ocasión, la urología o la ginecología. No hay alternativa. Sexo masculino o sexo femenino. Otra cosa son los usos sexuales, que son muchos. Todos, salvo la pederastia y la pedofilia, legales y legítimos. Faltaría más. Pero un uso sexual específico no hace sexo, ni siquiera los tratamientos bioquímicos o quirúrgicos. El uso como martillo de un bate de beisbol no hace al bate martillo.

Así las cosas, la gramática de compañía de esta reglamentación del sexo, dice, y quiere imponer, que los sexos se agrupan en binarios y no binarios. Binarios somos los heterosexuales, masculinos y femeninos. No binarios todo el resto agrupado en la serie lgtbiq+, dicho sea con todo respeto; ya saben. Digo yo que lo opuesto a binario es monario. O sea, que binarios y monarios. Yo, como heterosexual (de lo cual no tengo mérito ni culpa), soy binario. Binario según este ucasse que la ultraizquierda quiere imponer. Pues bien, me niego a ser denominado binario. Ese término anula mi individualidad personal, y me sumerge en un conjunto, cuya invención sólo busca gloriar a los otros usos sexuales. Quien me llame binario, me ofende. Y me ofende a sabiendas. La invención del cuadro de la distribución sexual es algo que va contra natura. El Estructuralismo, algo tan pasado de moda científica, establece que los elementos de un conjunto se agrupan en dicotomías. Y, así han dado en el ofensivo ‘binario’ que digo. Creen obedecer a las leyes estructuralistas, y conculcan algo tan básico en esa perspectiva científica, como forma y función, y dentro de este último concepto, usos funcionales. El uso como sustantivo de un adjetivo no lo lace sustantivo. Y, así con todo.

La homosexualidad no es un sexo, ni el onanismo, ni lo transexual, ni ningún otro uso sexual son sexos distintos. Hay dos sexos, y varios, o muchos, usos sexuales. Amén.

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