La Opinión de Murcia

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Lola García

MURCIA D.F.

Lola García

El Barrio del Carmen y las Naciones Unidas

Las calles de los alrededores de Floridablanca registran al día más de 48.000 desplazamientos, una cifra que intenta aliviar el nuevo plan del Ayuntamiento que puede convertir la zona sur en un ejemplo de éxito de urbanismo táctico

Protesta en el Puente Viejo Israel Sánchez

Cada mes de octubre, las Naciones Unidas invitan a gobiernos y ciudadanos, a través de su programa ONU-Hábitat, a pensar medidas para mejorar sus barrios sin que ningún vecino se quede atrás. En la capital de la Región, lejos de iniciarse un procedimiento de pensamiento sosegado y racional, tal y como pide el organismo internacional, se ha abierto la espita de las movilizaciones en el barrio del Carmen, una zona de la ciudad en la que el Ayuntamiento de Murcia tiene previsto realizar una serie de acciones encaminadas a mejorar la calidad de vida de sus residentes con restricciones de tráfico y más espacios para el peatón y los transportes públicos.

Y no será la única zona de la ciudad que se alce contra las previsiones de la Administración local. El barrio del Carmen ha sido el primero por la presión del inicio inminente de las obras necesarias para meter los carriles segregados para el transporte público y el corte del Puente de los Peligros o el Puente Viejo, el único con características históricas que tiene la ciudad.

No se entiende esa negativa a que el barrio se convierta en una zona a la vanguardia en el casco urbano del urbanismo táctico, un urbanismo que intenta con medidas de pacificación del tráfico y casi de acupuntura, mejorar el medio ambiente y contribuir a desplazamientos más sostenibles. El proyecto del Ayuntamiento de Murcia para esta área es de los más importantes que se han llevado a cabo en los últimos años y suponen un nuevo concepto, que deberían abrazar los residentes en vez de postularse en contra.

No hay que olvidar que en la macrozona del Carmen se realizan a diario más de 48.000 desplazamientos, muchísimos en vehículos privados, que envenenan calles, jardines y personas, según el estudio de tráfico realizado por el Ayuntamiento para licitar las líneas BTR (autobuses de tránsito rápido) . Además, este barrio es un claro ejemplo de lo que debe ser un barrio con vida en la vía pública, con comercios, con colegios, instalaciones públicas, complejos deportivos, aparcamientos subterráneos, etc. Es decir, es una zona de la ciudad que tiene todo a menos de quince minutos de desplazamiento, el umbral del tiempo que los nuevos urbanistas consideran el adecuado para no tener que utilizar el coche y humanizar las ciudades.

Qué miedo tienen entonces los carmelitanos a que se mejore aún más su espacio inmediato con nuevas zonas para el peatón y con transporte más sostenible. Está demostrado que el quitar espacio al coche privado ha aumentado la calidad de vida de las calles y ha fomentado el comercio local. Ejemplos hay de sobra en España y en el mundo, pero también en la ciudad de Murcia, que ha visto florecer zonas antaño degradadas gracias a las peatonalizaciones.

El proyecto municipal servirá también para unir las dos orillas del Segura con la peatonalización del Puente Viejo, un viaducto que dará paso a una renovada Plaza de Camachos, que ahora luce asfixiada por el humo de los coches, al igual que el jardín de Floridablanca que, desde hace muchos años, pide un poco de árnica para seguir siendo el remanso natural que es.

Si se analiza el proyecto, prácticamente todo son beneficios para un barrio que se ha quedado obsoleto, como la mayoría de barrios y pedanías de Murcia, que deben mirar hacia el futuro. Imaginad las calles en un horizonte de cincuenta años y pensad cómo serán. Seguro que el peatón se habrá adueñado del espacio que le corresponde con menos coches y más zonas de esparcimiento. En estos momentos, el Ayuntamiento de Murcia intenta poner las bases de ese futuro, aunque eso sí, deberá hacer más pedagogía y más reuniones con vecinos y comerciantes. Los expertos, como el ingeniero y arquitecto italiano Carlo Ratti, lo tienen claro. Auguran incluso la desaparición del semáforo. Habrá que prepararse. Por nadie pase.

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