La Opinión de Murcia

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Gema Panalés

Todo por escrito

Gema Panalés Lorca

La última bala

Antes de comenzar esta aventura veraniega junto a ustedes, tenía que bautizar esta columna. Como soy una fiel adepta de la filosofía del ‘palante’ no suelo darle muchas vueltas a las cosas. El primer nombre que se me ocurrió para esta sección fue ‘62 balas’: 62 por el número total de artículos que tenía que escribir (uno por cada día del verano) y lo de las balas porque, como saben, soy fan de los wésterns y de Clint Eastwood. «Hala, ya lo tengo -pensé-, ‘palante’».

Pero un día a finales de junio, mi compañero de viaje me gritó desde la cocina: «Tienes razón. Deberíamos empezar a ponerlo ‘todo por escrito’». La fuerza de aquella frase me hizo replantearme el título original y le ‘tomé prestada’ su idea (tiene miles al día, así que no le importa que se las robe). El caso es que, 62 días después, aquí estoy, casi sin creer que esta es mi última bala.

Publicar y escribir a diario sobre un tema distinto es una cuestión de fe. Uno tiene que creer que es fácil y posible, que siempre vendrá una idea en tu rescate, que el pensamiento fluye como la vida y, por eso, nunca se agotan los temas ni las palabras. Les confieso que ha habido momentos un tanto agónicos coincidiendo con mi caótica (y épica) mudanza, pero la experiencia ha sido increíblemente divertida y gratificante.

Un día, mientras estaba dándole a la tecla, mi compañero de viaje me soltó: «¿Sabes? He leído que los genios nunca terminan de dar por concluida su obra. Si dejabas a Picasso con un cuadro aparentemente terminado, él seguía añadiendo y añadiendo trazos hasta modificarlo por completo. Nunca se daba por satisfecho. Casi tenían que quitarle los lienzos de entre las manos. Eso a ti no te pasa…».

Ese ‘inocente’ apunte escondía una verdad que ya me olía yo desde hace algún tiempo: no soy ningún genio. Así que le dije: «Mira, yo es que soy más de ese tipo de creadores que tienden hacia el arte del churro: uno detrás de otro y que fluya la cosa. Y no me distraigas que tengo que terminar este artículo».

En realidad, para mí «escribir es como pulir el yate»: un lujazo, vamos. Pero la vida y sus aventuras están por encima de la literatura. De hecho, les tengo que dejar ya porque en unas horas emprendo el más prometedor de los viajes: aquel que se hace solo con billete de ida. Pero, quién sabe, quizá el espíritu de Picasso se apodere de mí y me dé por pensar que la obra, esta vez, sí está inconclusa. Mientras tanto, GRACIAS por haber compartido conmigo estos inolvidables días de acción y risas.

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