La Opinión de Murcia

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Las fuerzas del mal

Ideología de género

Se acaba de derogar la que ha sido durante cincuenta años la piedra angular que ha sostenido la lucha de la liberación de la mujer en Estados Unidos. El que el derecho al aborto, como medida última para tomar la autonomía de su propio cuerpo frente a las urgencias biológicas, sexuales, ideológicas, de otros, ajenos a ese cuerpo, con todas las salvaguardas razonables para el nasciturus, ya no existe como derecho de la nación, sino que esa potestad se devuelve a los territorios que pueden hacer que sea delito abortar incluso en caso de violación. A partir de ahora la mujer que ha nacido bajo la égida de Roe vs. Wade va a tener que decidir si quiere instalarse en tal o cual estado mirando de reojo, aparte del amor de telefilm con el veterinario del pueblo, si puede o no puede tomar las riendas de su propio cuerpo, no vaya a ser que el susodicho veterinario sea, bajo la impecable camisa de franela alumbrada por una sonrisa fotovoltaica que insinúa unos depiladísimos pectorales, un cabrón con pintas en el lomo. Que esa película la hemos visto ya y salía Julia Roberts.

Las feministas estadounidenses venían anunciando que venía el lobo hace tiempo y nadie les ha hecho mucho caso hasta que Trump ha dejado su legado: una derecha desatada en el Tribunal Supremo que se ha saltado todos los consensos y no necesita tomar el poder porque ya estaba instalado en él. Todo esto que les cuento, que parece un poco el informe Pelícano, está pasando aquí en España ya con el Tribunal Constitucional y la negativa del Partido Popular a renovar en plazo el Consejo General del Poder Judicial. Pues parece que esa película la estamos viendo también y sin que aparezca Julia Roberts. 

Para muestra de que lo que ya está pasando allí, se está desplegando aquí no tienen más que ver la última polémica que ha saltado desde la Asamblea de la Región. Con la excusa de la libertad y de la ideología de género, las derechas regionales se han negado a prohibir las terapias de conversión, que dicen todos los expertos que es una engañifa al paciente, porque aparte de no obtener ningún resultado dejan secuelas perdurables. Es el ataque constante, como en el caso del ataque a la mujer, a lo que para ellos no es normativo y no entra dentro de sus esquemas.

El escándalo está en educar a los niños en diversidad, para que no se sientan enfermos de mayores, y en sexualidad, para evitar, entre otras cosas, el último recurso al aborto, pero una persona lgtbi ha de estar necesariamente enferma y una mujer ha nacido para parir aunque le cueste la vida. Eso que predican se parece sospechosamente a una imposición para que los sexos funcionen con reglas arbitrarias impuestas por otros, no como quiera cada individuo. Lo que viene a ser ideología sobre el género. A ver si Julia Roberts hiciera una película para que lo entendieran.

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