La Opinión de Murcia

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Tribuna libre

Los fracasos de la Ley Celaá y del currículo de Alegría

La Educación no debe abandonar la senda del esfuerzo, la exigencia

Mabel Campuzano

La LOMLOE, también conocida como Ley Celaá, ha sido la Ley Orgánica de Educación aprobada con la mayoría parlamentaria más exigua en nuestro país. A marchas forzadas, empleando un calendario de implantación apresurado, pretende afianzar un modelo educativo en España que fue discutido desde sus inicios por gran parte de la comunidad educativa. Esa manifiesta falta de consenso fue, sin duda, su primer gran fracaso. 

El nombramiento de Pilar Alegría como ministra de Educación y Formación Profesional en julio del año pasado estuvo acompañado en sus primeros días de gestión de promesas por aumentar los consensos en materia educativa en el desarrollo normativo de la LOMLOE. Sin embargo, pocos meses después, el trabajo que ha realizado al frente del Ministerio solo ha servido para incrementar la división social sobre una materia tan importante como la educación. Por ello, esta oportunidad perdida es el segundo fracaso cosechado por la Ley Celaá. 

El ejemplo más destacado de la división social que está generando el desarrollo normativo de la LOMLOE lo encontramos en los nuevos currículos que ha aprobado el Gobierno de Pedro Sánchez, así como en las decisiones que ha adoptado en materia de evaluación, promoción y titulación. 

Sánchez y sus socios de gobierno plantean un futuro para nuestros jóvenes basado en la reducción drástica de contenidos curriculares y en una marcada ideologización de lo que se debe aprender en las aulas. Han ignorado voluntariamente el rigor científico exigible para las enseñanzas mínimas que deben estudiar todos los alumnos de España. De esa manera, pretenden eliminar el pensamiento crítico de la ciudadanía del futuro, que debería fundamentarse necesariamente, en un aprendizaje basado exclusivamente en la evidencia científica. Sustituyen contenidos de gran valor en numerosas materias como Matemáticas, Historia o Física por postulados ideológicos que poco aportarán a las generaciones futuras más allá de un conocimiento más detallado de los programas políticos de los partidos que sustentan actualmente el Gobierno de la nación. A ello debe sumarse su mediocre concepción de la exigencia y del esfuerzo que quedan relegados en un sistema educativo en el que se puede promocionar de curso y titular sin importar el número de materias que el alumno haya suspendido. Incluso en Bachillerato, donde los alumnos podrán titular con una materia suspensa. El tercer fracaso de la LOMLOE es, a mi juicio, introducir la ideología en las aulas y permitir el progreso académico de los alumnos sin exigencia de resultados. 

Corresponderá, por tanto, al Gobierno regional en el uso del cuarenta por ciento de autonomía que le otorga la normativa estatal, seguir trabajando para que la excelencia educativa, la superación personal y la cultura del esfuerzo no sean un vestigio del pasado en nuestro sistema educativo. Completaremos los contenidos imprescindibles eliminados por la ministra Alegría para que la educación que reciben nuestros jóvenes sea rigurosa y de calidad; dedicaremos nuestros esfuerzos a mejorar la competencia lingüística de nuestros alumnos y de sus habilidades matemáticas y científicas, que son imprescindibles para prevenir el abandono educativo; apostaremos por medidas sensatas de evaluación, promoción y titulación que den seguridad al profesorado en sus procesos de toma de decisiones; fomentaremos la prevención de la dificultades de aprendizaje y el refuerzo educativo para que nuestros alumnos puedan seguir progresando gracias a su esfuerzo y no a los regalos que les ofrece el Gobierno de Sánchez para maquillar sus resultados de éxito escolar. 

Además, hace unos días hemos asistido con estupor a la publicación de un nuevo real decreto que regula las oposiciones docentes. Una norma que ha incluido cambios de última hora y que dará pie a que las Comunidades autónomas tengamos que simultanear tres tipos de pruebas distintas durante un mismo intervalo de tiempo para seleccionar a funcionarios que pertenecen a cuerpos estatales. Un reglamento discutido por todos los sectores de la comunidad educativa y que siembra inseguridad jurídica e incertidumbre sobre una materia clave para la calidad del sistema: la selección de los mejores profesionales para trabajar en el ámbito de la docencia. 

La mejora de los datos de éxito educativo y de reducción del abandono temprano que ha experimentado España en los últimos años bajo el marco normativo de la LOMCE y de los planes de estabilización docente de 2017 y 2018 demuestran que los principios de esfuerzo y de exigencia, así como de libertad de elección por parte de las familias, son imprescindibles para mejorar la calidad de nuestro sistema educativo. Conscientes de su importancia, seguiremos trabajando para que no desaparezcan de nuestras aulas. Evitaremos que los planes educativos del Gobierno de España vuelvan a fracasar en aquello que más nos importa: el futuro de nuestra sociedad.

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