Opinión | De vuelta

El nacionalismo ruso de nuevo al ataque

Santiago Delgado

Santiago Delgado / L.O.

Se barrunta guerra, convencional, de ejércitos invasores, en la frontera de Ucrania con Rusia. Ahora es el nacionalismo ruso el que se considera con derecho a invadir a sus vecinos. Y amenaza hacerlo con el pretexto de autodefensa preventiva. No sé cómo se dirá en ruso; en alemán, aunque sé que no es lo mismo, se decía Lebensraum, espacio vital. Es como si al vecino de pared por en medio, le abrimos el tabique, le ocupamos la habitación contigua, y le tapiamos la puerta por la que él entraba en esa habitación de su casa. Y, nada, acto seguido, vamos al notario para hacer escritura de la ampliación de nuestra casa. Igual.

Rusia, desde los zares, piensa que todo el mundo eslavo/ortodoxo le pertenece. O, por lo menos, debe ser controlado por ella, por Rusia. Los soviéticos continuaron esa idea, y Churchill llamó Telón de Acero a la nueva frontera, que incluso integraba la Alemania Oriental, ente soberano que ‘sólo’ duró, y muy a fortiori, del 45 al 89. Por tanto, no es la expansión zarista, no es la ocupación soviética, ni es ahora, la necesidad de autodefensa preventiva dentro del país vecino. Lo que ha funcionado en los tres casos: Zarismo, Sovietismo y Putinismo es el Nacionalismo Ruso imperialista. Con el Águila bicéfala, con la Hoz y el Martillo, y con la lisa y llana bandera de la Rusia de siempre.

Pero, por otra parte, Ucrania dista de ser una unidad política cohesionada. En el Donbass, parte extrema oriental, la soberanía ucraniana simplemente no existe. Son rusos. Y en el otro extremo, el occidental, casi la mitad tiene al ruso por idioma materno. Y en Crimea, de Historia tan dispar, soberanamente hablando, no cabe esperar sino un plus a la confusión. Total, un referéndum, necesario para entrar en la OTAN, sería una espoleta a la bomba de la desintegración, siempre en marcha, de Ucrania. Un dirigente serio nunca haría ese plebiscito.

Se decía de México que cuánta desgracia tenía, «tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos». Tanto fue así que casi tres cuartas partes de la Nueva España, herencia de siglos, le fueron robadas al México independizado de la vieja España por los genocidas de la Amerindia del Norte, que venían del Este, Buffalo Bill, Custer y sus compadres. Con Ucrania pasa casi lo mismo. Para qué repetir. Rusia siempre lo verá como su patio trasero, con derecho a imponer políticos suyos, y a supeditar su economía, como en Bielorrusia. Sobre todo, se cree con derecho a intervenir los gaseoductos que pasan por el suelo ucraniano hacia Europa.

Y en esas estamos, Rusia con su vieja querencia de Ucrania y de todos los países eslavos y ortodoxos, y Ucrania con unas ganas de occidentalizarse enormes. La colonia ucraniana en la Europa Libre es muy considerable. Y el país no quiere ser menos que Bulgaria, Eslovenia, Croacia o Rumanía. Quiere ser Europa, como Europa es Europa, sociedad social de mercado libre e integrado y defendida por la OTAN.

A Rusia no le parece bien que Ucrania tenga esa libertad. Y llena la frontera de soldados y armamento militar. Así que: NO A LA INVASIÓN antes que NO a la Guerra. Pero también, NO A UCRANIA EN LA OTAN: la lepra del sovietismo desintegró a Ucrania como Estado nacional. La población ucraniana no tiene la uniformidad mínima para que un referéndum tenga virtualidad. Status quo, lo mejor. Ya está.