Así sí da gusto ser consejera de Educación. Cuando el Papá Estado pone el dinero, y aquí solo nos dedicamos a distribuir millones de euros entre los ‘amiguetes’ llegados desde Moncloa. Menos mal que nos tienen manía en Madrid.

Ojalá que los millones de euros que se han anunciado que van a llegar a este rincón del sureste (cuarenta millones) para escuelas infantiles, sirviera para atajar el verdadero problema que existe en la educación de 0 a 3 años, y no, como todo apunta, a convertirlo en una pelea entre quien pone el dinero y las autonomías, para destinarlo a la pública o a la privada al gusto del consumidor.

Las escuelas infantiles de la Administración autonómica, catorce para ser más exactos, llevaron ante la Asamblea Regional sus demandas históricas, los problemas con los que siguen bailando cada día con los más pequeños; en cambio, nadie les ha preguntado a ellas y ellos su opinión. De pronto, la clase política se viste de prepotencia y decide en nombre de la libertad de mercado, que es la hora del reparto, apostando por la cantidad y dejando otra vez en el cuarto oscuro la calidad.

Si el Gobierno de España vuelve a cometer el grave error que sigue cometiendo con la asignatura de religión, donde pone el dinero en manos de la curia, y en absoluto interviene en la selección de su personal, que paga a tocateja, no habrá conseguido el objetivo final del proyecto: la universalización de 0 a 3 años, pero, sobre todo, no habrá actuado sobre uno de los principales problemas: el personal que a fecha de hoy sigue dejándose mucho más que ocho horas al día en su trabajo, y sigue gritando en el desierto un SOS sobre sus condiciones

Convertir la inversión de cuarenta millones de euros en los próximos años en la escuelas infantiles en un mercadeo de ayudas y subvenciones es el peor favor que podríamos hacer a este servicio público que debería ser esencial, y lamentablemente todo apunta a que nadie desde la consejería levantará el teléfono y llamará a las profesionales que desarrollan su actividad en este ámbito para preguntar. 

Ni tan siquiera estoy seguro que nadie habrá rebuscado o simplemente preguntado a la Asamblea Regional por la comparecencia que tuvo este colectivo en noviembre de 2017 en la Comisión de Educación; seguramente, si lo hicieran, algunas responsables políticas cambiarían de opinión, o por lo menos, sabrían algo más de los graves problemas que tiene este colectivo.

Pero lamentablemente nada de esto sucederá, y es que una Región donde echamos a un consejero por vacunarse, según se establecía en las recomendaciones de un protocolo que no fue aprobado por nadie, algunos que lapidaron públicamente al doctor Villegas en medio de la plaza pública, deberían leer un poco más, mientras miran para otro lado cuando la consejera de Educación, que sigue sin vacunarse, forma parte del propio Comité Covid, y ni siquiera la oposición y los sindicatos se levantan de cualquier mesa de trabajo, mientras una negacionista esté al frente de miles de docentes, es una comunidad fallida.

Lo peor de todo es que las agendas pidiendo cita con la consejera desde la educación privada están ya llenas. Que pase el siguiente.