He decidido finalmente escribirle una carta desde este altavoz que La Opinión me ofrece cada martes para pedirle, por favor, que actúe como lo que es, el presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, el presidente de todos los murcianos y murcianas. Pero, sobre todo, que haga cumplir la ley.

Estoy siguiendo estas semanas de manera atónita y con estupor el desprestigio institucional al que su consejera y Portavoz del Gobierno está llevando a una de las tres instituciones básicas de la Comunidad: el Consejo de Gobierno.

Si el actual Ejecutivo está dispuesto a proponer al poder legislativo cambiar las leyes, tanto el propio Estatuto, iniciativa para reformarla, como la Ley del Presidente, y que a partir de ahora, el nombramiento y ceses de los miembros del Consejo deje de ser una función del presidente, y pase a ser a petición de los consejeros y consejeras, no hay nada más que hablar; ustedes, junto a Ciudadanos y el apoyo externo de Vox, suman mayoría suficiente para ello.

De lo contrario, le pido, no ya como empleado público, sino como murciano y contribuyente, que no permita que desde el propio corazón del Ejecutivo se siga deteriorando las instituciones, pues ante la mayor crisis sanitaria, laboral, económica, cultural, social y laboral que hemos vivido en los últimos lustros ni podemos ni debemos permitirnos el lujo de tener un Gobierno fallido, un Gobierno más pendiente de quienes van a ser los nuevos consejeros o la nueva vicepresidenta, en vez de estar centrados en salir de esta crisis más fuertes y con una Sanidad pública más fortalecida.

Estas semanas, desde la imposición de Ciudadanos de ‘echar’ del Consejo de Gobierno al ya exconsejero Villegas, hasta la ‘amenaza’ de pedir la cabeza de la titular de Educación, estamos sufriendo un auténtico vodevil político, más propio de repúblicas bananeras y venezolanas que de una región seria.

Coincidiremos usted y yo en que un millón y medio de murcianos y murcianas no nos merecemos que un partido con apenas un 10% de representación, y que sigue derrumbándose elección a elección y encuesta a encuesta, siga poniendo en duda la gobernabilidad de esta Región, anunciando no solo crisis de Gobierno, sino que incluso se permite el lujo de anunciar cambios en la parte del mismo que sustenta el partido que usted preside.

Todo parece indicar que su silencio y su paciencia está basada en la necesidad de que Ciudadanos permita con sus votos modificar la ley que le permita a usted presentarse de nuevo a las elecciones, pero todo tiene un límite, hasta la dignidad.

Si es así, le ruego que no anteponga sus intereses personales al conjunto de la Región, pues con esa actitud no solo está dañando su imagen, sino lo que es más grave, la de la propia Comunidad de Murcia.

Seguro que hay más salidas que seguir soportando la humillación constante y permanente de una consejera, que inició una campaña de desprestigio de los profesionales sanitarios que gestionaban la pandemia o que ahora se otorga competencias que la ley le otorga única y exclusivamente a usted.

Se lo pido en nombre de la decencia, de la responsabilidad y de la ley. Ejerza de presidente, haga caso al artículo 32 del Estatuto de Autonomía: «El Consejo de Gobierno está compuesto por el presidente, vicepresidente en su caso y los consejeros, que el presidente nombra y separa libremente», así como del artículo 5 punto 4, de la Ley de Presidente 6/2004: «Nombrar y cesar en sus cargos al vicepresidente, si lo hubiere, a los consejeros, al secretario general de la Presidencia y al personal de confianza que se encuentre bajo su dependencia directa».

Más aún, la propia Ley del Presidente deja claro que el mismo artículo 5 punto 4, es una función que no es delegable, y usted ha delegado en su consejera la elección de una parte de los miembros de su Gobierno.

Si no es capaz de garantizar que se cumplan sus propias obligaciones, y sigue permitiendo que sean otros quienes la ejerzan, estaremos asestando un mortal golpe a la credibilidad del propio sistema democrático.

Le pido, desde el más absoluto respeto, que pegue un puñetazo encima de la mesa o se haga a un lado. La Región necesita líderes, flexibles, sí, pero fuertes y creíbles. Esta Región, nuestra Región, se merece, al menos, respeto.