Mi amiga Ali tiene una nueva ocupación. En realidad no es nueva, ni siquiera sé si es verdaderamente una ocupación. El caso es que anda atareada sacándose el carnet de conducir. Después de haber echado no sé cuántos viajes al cole, y otros tantos a las actividades extraescolares, ir a la autoescuela en tu propio coche sin parecer un peligro, me parece la bomba. Y eso sin nombrar sus múltiples ocupaciones, que no te las puedo contar ni escribiendo un libro. ¡Pues claro que tenía el carnet, mujer! Pero de los Estados Unidos Mexicanos. Ay, es que me encanta decirlo así, suena tan dulse. No te lo he dicho, pero mi amiga Ali es mexicana. No conozco a nadie más de allí, pero vista la muestra, me encantan. Pues no sé qué ha pasado, que no ha podido renovar su carnet de conducir mexicano, y al final se lo tiene que sacar aquí. Bueno, conociéndole, es posible que no le haya pasado nada de nada a su carnet, y que ella prefiera tenerlo doble, porque nunca se sabe. Mi amiga es mexicana y abogada. Pura previsión andante.

Me cuenta que ahorita tiene que tomar clases de conducción. Yo me río, porque dice que no sabe si todas las señales de tráfico, y los términos esos extraños de las medidas y los pesajes de los vehículos, se llamarán igual que allí que aquí. Qué bueno, nunca me lo había planteado. Pero lo peor del examen no es eso, lo gordo es que se las tiene que ver con chicos y chicas a los que (¡horror!) les doblamos la edad. Bueno, qué me estas diciendo ¿en serio doblamos la edad a niños de dieciocho? Madre mía, si hasta hace un segundo creía que la que tenía dieciocho era yo, vaya por Dios.

¿Sabes qué pasa? Que me he puesto en modo rewind, como las cintas de casettes. Me falta solo el boli Bic. Y, sin embargo, mola todo lo que me ha traído hasta aquí. Ha sido un suspiro, es verdad, pero Ali y yo estamos de acuerdo en que nada tenemos que ver con nuestro respectivo yo veinteañero. Resulta evidente que en este tiempo se han ensanchado nuestros horizontes. ¿Qué creías que iba a poner? ¿Que se han ensanchado nuestras caderas? Pues mira, también. Pero indudablemente los más de veinte años que nos separan de sus compis de autoescuela, han sido sin duda los más fructíferos, en muchos sentidos, y aquí seguimos. No sé si con algunas arruguillas, pero desde luego con más galones.

Y fíjate, estoy empeñada en que la revolución femenina está en marcha, y te lo voy a demostrar. Voy a buscar chicas de cuarenta y pocos para abajo que me resulten inspiradoras. No viejas tipo Lagarde, que ya tienen nietos y chica en casa. Digo currantas de las que han roto el molde de las superwoman ochenteras. La primera que se me viene a la cabeza es la Primera Ministra de Croacia. ¿La has visto en el futbol? Como España ha perdido en el Mundial, de las selecciones que quedaban me he solidarizado con Croacia, y mira, está en la final. Pues ésta es una mujer de nuestra edad, y ahí la tienes: en la grada como una aficionada más, saltando luego en el vestuario, abrazada a los jugadores, celebrando el pase a la final. Y por cierto, viajando en clase turista, pagándolo de su bolsillo, y descontándose los días que no ha ido a trabajar.

Y aunque te parezca una casualidad, yo no creo que sea un producto del azar el hecho de que, por primera vez en España, dos chicas hayan sido las máximas notas en selectividad en todo el país. Creo que algo está cambiando.

Y mira, si no es así, y todo sigue como antes, con todo lo que hemos conseguido hasta llegar aquí, le he dicho a Ari que si le piden el carnet diga lo mismo que Kathy Bates en Tomates Verdes Fritos: «Yo soy más vieja, y mi seguro lo cubre todo».