Nos estamos acostumbrando cada vez más a que la inmediatez y el directo marque nuestras vidas. A quien no le pasa que nada más levantarse por las mañanas lo primero que piensa es en encender su teléfono móvil para ponerse al día de la actualidad y ver los mensajes de Whatsapp que hemos recibido, o quién puede estar más de cinco minutos sin echar un vistazo al móvil. Esta dependencia tecnológica al 'aquí y al ahora' nos ha hecho cambiar nuestras perspectivas vitales y a necesitar saberlo y verlo todo en el mismo instante en que se produce. Algo que me ha hecho pensar en hasta qué punto hemos llegado a depender de la tecnología y con qué rapidez tenemos acceso a la información es el vídeo de la muerte prácticamente en directo del embajador ruso en Turquía, Andrei Karlov, mientras inauguraba una exposición fotográfica y con varias cámaras de televisión grabando su intervención en el mismo instante en que fue abatido por un policía turco de 22 años que profería gritos a favor de la ciudad siria de Alepo mientras disparaba. Aunque este asesinato rememora a otro sucedido hace 53 años, concretamente el 22 de noviembre de 1963, cuando Lee Harvey Oswald acababa con la vida de John F. Kennedy mientras éste circulaba junto a su mujer, Jacqueline, en un coche descapotable por las calles de Dallas (Texas). Algo que marcó el futuro de Estados Unidos y de sus habitantes. La muerte del embajador ruso también cambiará la visión de Putin y miedo me da cuál será su reacción inmediata.