La primera vez que pisé una sala de cine fue para que mi hermana quedara con sus amigos del instituto. Aquella cita fue para mí una experiencia única. Aún recuerdo mi cara de asombro al encontrarme por primera vez frente aquella «pantalla gigante de televisión» de los cines Alfonso XIII de Cartagena. De aquello hace ya 22 años y la película no podía ser otra que la obra maestra Parque Jurásico, de ahí mi cariño especial por los dinosaurios. Recuerdo agarrarme a los asientos con todas mis fuerzas, no despegar la mirada ni un minuto ni pronunciar palabra. Y hablo de ello ahora que hace unos días reviví esa sensación con la recién estrenada Jurassic World. A pesar de que la primera siempre será la primera, los ´bicharracos´ son mejores y el parque temático sigue siendo un sueño para cualquier niño, incluido el mío. Quizás sea la bruma de la nostalgia, pero lo cierto es que la historia me gustó, obviando el detalle de la protagonista corriendo en tacones. La película contiene los mismos ingredientes, altas dosis de tensión y buen ritmo, y sostiene su maestría en efectos especiales. De ahí que pueda afirmar que aquella cita fue ´jurásica´.