«´Deivid´, eres un pelota de Pedro Antonio». «Nene, estás abducido por Tovar». «Acho, no le dais caña a Ciudadanos, sacad sus chanchullos». «Tronco, no sé qué teneis con Podemos, les estais haciendo la campaña». «Tío, no les haceis ni puñetero caso a UPyD, ¿es que seguís órdenes de los corruptos?». Escucho frases de este tipo prácticamente a diario, lo cual no deja de causarme satisfacción, pues algo debo estar haciendo bien cuando cada partido piensa que soy un comisario político del contrario. Menos mal que no estamos en el 1936, pues del ´paseo´ no me libraba ni Dios. Imagino que a mis compañeros de profesión les pasará algo similar, pues es el nuestro un oficio sobre el que todo el mundo se permite opinar. Y con razón, pues el que critica y encima cobra por ello no puede menos que tener cintura para encajar las críticas. Normalmente esta situación ocurre cuando llegan las elecciones, pero lo de este año ya pasa de castaño a oscuro, lo que denota que estamos ante los comicios más reñidos de los últimos 20 años. Claro, la cosa está candente y los nervios afloran. Mucha tila, señores, que aún queda un mes.