Fue cerrar la Bolsa y dar las cotizaciones: Lufthansa cae, Iberia sube, las empresas aéreas ascienden a pesar del grave accidente de esta mañana. Días después, los medios siguen recitando como sobrevuelan las compañías en el parquet, aunque la Bolsa de supuestos valores se complemente ahora con los bolsones amarillos que contienen los pedazos de las víctimas. Habrá un momento donde las cajas negras sólo marcarán el índice bursátil en el momento del impacto, pues es un dato realmente interesante para el común de los mortales. Al fin y al cabo, todo parece reducirse a lo económico. Hay hasta quien aprovecha el espectáculo para revolver en el fango, poniendo a disposición de los familiares de las víctimas un teléfono 902 de pago. Y no sería extraño que los responsables de Tráfico achacaran el accidente a la mejora de la economía, tal y como inteligentemente dedujeron en el incremento de los muertos en la carretera. Otros idiotas se ensañan directamente contra la nacionalidad de los viajeros como si los Alpes no nos igualaran a todos en nuestra insignificancia.

Aunque, ciertamente, hay quien se empeña en castigar a los que menos pueden levantar el vuelo, como es el caso del Instituto Murciano de Acción Social. El IMAS, esta corporación de bajo coste, podía pedir su inclusión en el Ibex35 pues su objetivo, al parecer, es cerrar el ejercicio con superávit mientras las personas dependientes y más necesitadas ven perder sus derechos y manutención. Con los más bajos índices de protección social, últimos puestos en la prestación de la dependencia y reducciones constantes en las aportaciones a las asociaciones y ongs que cubren la desidia y el abandono administrativo; el IMAS se permite el lujo de ganar billetes. Ríete de las malas compañías, pues en Murcia, aún sin aeropuerto, lo que mola es el vuelo rasante, a la altura del cuello.