Las estrategias de los partidos han ido cambiando con el tiempo para adaptarse a la evolución de la sociedad, pero sobre todo para trasladar una imagen que interesa que se forje el ciudadano de esa formación política que le lleve a confiar en ella en el momento de ejercer el voto. Y ¿cuál es el objetivo que perseguirían ahora los que diseñan la estrategia para atraerse a los votantes?

Sin duda, la crisis y los casos de corrupción han llevado a muchos sectores a considerar que el político es una persona alejada de la realidad, que ha tenido unos privilegios de los que se ha aprovechado en muchas ocasiones para lucrarse. Por ello, los esfuerzos ahora se dirigen a acercar el político al ciudadano para volverse a ganar su confianza. Es aquí donde aparecen los nuevos escenarios en los que se celebran los actos políticos, especialmente de los dos grandes partidos, PP y PSOE.

Inspirados en el viejo ágora griego donde se debatían los asuntos públicos, los nuevos escenarios simulan una plaza en la que los dirigentes se rodean por todos lados de militantes y simpatizantes a su mismo nivel. Cada vez se ven menos escenarios elevados en los que los dirigentes aparecen en alto y que establecen una distancia física con el que va a oírles.