El otro día pasé un buen rato hablando en una emisora de radio de la vida y la obra del gran Julio Verne. Si tuviese que quedarme con algún episodio de su vida, lo hacía con el que protagonizó cuando tenía 11 años, en su Nantes natal. A esa edad, el pequeño Julio se enamoró hasta las trancas de su prima carnal, Caroline, a la que prometió regalar un collar de perlas auténticas. Para cumplir la promesa que hizo tras recibir su primer beso, no dudó en fugarse de casa; así, se marchó al puerto y subió como polizón a un mercante que partía hacia la India. Al enterarse de sus propósitos, su padre corrió como un loco hasta el muelle y logró descubrirle debajo de un montón de velas tan solo unos minutos antes de que zarpara el barco. Un tiempo después, la prima Caroline se comprometió con un joven de buena posición y a Verne no le quedó otra salida que pasar el resto de su vida escribiendo maravillosas novelas protagonizadas por personajes románticos y aventureros€