En la primera reunión que mantuvimos con el actual Gobierno regional, ya nos avisó el presidente Garre, en presencia del ya exconsejero Campos, que esto llegaría, que mañana podríamos quedar como «la plataforma anti-Ave» y que teníamos que coger la mano que nos tendían o que pronto podrían ellos crear una plataforma a favor del AVE o que intentarían cambiar de signo a la opinión pública.

Las elecciones se acercan y la maniobra ha comenzado. Somos conscientes de esta situación desde hace largo tiempo. Jugamos en inferioridad de condiciones, pues aunque la razón y el sentido común nos asisten, no lo hacen algunos medios financieros cada día más mermados por las innumerables sanciones económicas que soportamos, ni tenemos cerca la posibilidad de concitar voluntades que ocasionalmente se ponen al servicio de quienes nos gobiernan. Salvo puntuales retazos de insumisión como el protagonizado por el nuevo presidente de la patronal, José María Albarracín, en vísperas de la aprobación de los últimos Presupuestos Generales del Estado, la subordinación a los Gobiernos es una constante en la relación entre poder financiero e instituciones públicas en nuestra región, de la que el último botón de muestra nos lo ha ofrecido el Colegio de Ingenieros de Caminos con su reciente posicionamiento a favor de la llegada del AVE que propone el Gobierno, aunque lo haga perjudicando al desarrollo y al urbanismo de la ciudad que estaban ligados y supeditados al soterramiento de las vías pactado en 2006 y condenando al subdesarrollo a los barrios del entorno de la Estación del Carmen.

El sociólogo y politólogo Putnam decía que la salud de una democracia reside entre otras cosas en el vigor de su sociedad civil y la independencia de la misma, y en nuestra región esta independencia brilla por su ausencia. Aquí, desde fechas tempranas, los partidos políticos han jugado largamente a colonizarla como forma de desvirtuar la democracia y jugar a la partitocracia, donde el supuesto bien común se supedita a un ´y tú más´ que nada nos soluciona a la ciudadanía.

El resultado de esta situación es que amparados en una supuesta independencia técnica, se deslizan informaciones que nada tienen de técnico y mucho de económico y aún más de político. Basta seguir la trayectoria de los recientes exdecanos del Colegio de Ingenieros para observar esta cierta querencia.

El problema surge cuando no se contrastan los datos y se deslizan informaciones no verificadas, que provienen de una fuente de parte; al margen de los constantes cambios de opinión. Cómo no recordar cuando el Colegio de Ingenieros de Caminos decía que la obra era inviable, que costaba trescientos millones, respaldando a Antonio Sevilla, exdecano del Colegio y consejero de Obras Públicas, quien lo llegó a cifrar en más de quinientos millones, o cuando decían que la propuesta de la estación de Los Dolores era necesaria porque «técnicamente el soterramiento de la Estación del Carmen requeriría de una estación provisional para poder acometer las obras sin restricciones de servicio». Ahora resulta que ni el soterramiento vale trescientos millones „230 a lo sumo, según ADIF„ ni la estación en Los Dolores es necesaria para acometer el soterramiento de la del Carmen, ni hablamos de las restricciones del servicio para cumplir con los plazos previstos ni la misma obra es inviable económicamente. Cosas veredes, amigo Sancho.

No es casual que en el Pleno del Ayuntamiento, el pasado día 18 de diciembre, la concejala Nuria Fuentes haya utilizado tendenciosamente el posicionamiento reciente del Colegio de Ingenieros para defender una llegada a Murcia del AVE sin soterrar, contra la moción de los partidos de la oposición y ante las pajareras repletas de vecinos de nuestros barrios que han tenido que soportar la manipulación e incluso la provocación.

Aunque se pueda pensar que sólo nos queda el pataleo en forma de artículos de opinión que ni de lejos tienen el impacto mediático que las declaraciones del Gobierno con el apoyo de ciertos agentes técnicos y profesionales, esta Plataforma no arroja la toalla y va a seguir trabajando para que no se comentan los despropósitos que pretende Fomento, en el filo de la ley o trasgrediéndola claramente, y con la sumisión de los Gobiernos murcianos.

Porque todo el mundo comete errores, sobre todo cuando no se contrasta la información y se llega a asegurar, por ejemplo, que los 82 millones para esta obra los pone ADIF cuando en realidad éstos parecen corresponder a los 91 millones de euros de Fondos FEDER que financian el acceso ferroviario a la Ciudad de Murcia, que estaban amparados bajo el Convenio de 2006 y la DIA de 2009 que presentaron para justificarlos; o se olvida, porque conviene, que los estudios y el proyecto básico se redactaron en 2011, y que la reciente licitación de ´servicios especiales´ tiende a hacer casar el proyecto básico con la llegada en superficie, licitada en 2012, desde nuestro punto de vista ilegal.

Todo ello con objeto de solventar, tanto el problema que presentan las denuncias realizadas por la mala gestión de los fondos FEDER, con las que pretendemos llegar hasta el Tribunal de Cuentas Europeo, como los problemas de ilegalidad de la obra que ya hemos denunciado, al tiempo que se intenta comprar a la opinión pública con proyectos de ´servicio de asistencia´ en una operación digna del Ministerio de la Verdad de Orwell y se olvida de que lo que prometieron fueron unos Presupuestos plurianuales, nacionales, autonómicos y municipales para realizar la obra, que ni existen ni están comprometidos.

Pero lo que agrava toda esta maraña es cuando, recogiendo el guante que lanzamos hace ya años, se ponen a defender lo que tanto nos criticaron, que la obra pública es un dinamizador que trae empleo y que con este AVE como sea llegarán 2.000 puestos de trabajo, que nadie sabe cómo los cuantifican, olvidando que en la forma que lo quieren hacer llegar se perderán otros tantos que no sabemos si se recuperarán, como ha denunciado CC OO; y todo por las prisas de una cita electoral, y por un partido que en su programa electoral decía que el soterramiento que ahora eluden era la obra urbanística más importante para la ciudad de Murcia en los últimos cien años, que ese sí, añadimos nosotros, también traerá miles de empleos.