En política, el mayor problema suele venir de ´los nuestros´, sean del propio partido, de los partidos coaligados o de los seguidores inorgánicos de uno y otros. Toma uno un camino de cierto riesgo, consigue el favor de los coaligados, y cuando bajo los focos y ante las masas recibe el calor de los nuestros puede notar, si conserva lucidez, como va siendo atrapado por ellos. El verdadero abrazo del oso es el abrazo de los nuestros, pues ante la menor vacilación se hace más fuerte, para que la presa no tenga ninguna tentación de librarse. Artur Mas se encuentra bien sujeto por los nuestros, que en este caso son los suyos, y sólo lo soltarán para despedazarlo y luego devorarlo, cosa que él sabe muy bien. A estas alturas de la película es posible que prefiriera dar marcha atrás, o al menos enfriar un poco la chapa, pero está ya emparedado entre esa chapa y las garras de sus ´nuestros´.