Llevo estudiando inglés desde que tengo uso de razón. Como todos sabemos, es el idioma universal y es la única llave que abre las puertas de nuestro futuro. Bueno, esto es lo que nos dicen los expertos en recursos humanos y selección de personal y las ofertas de trabajo, que hasta para ser peluquera en Marbella te lo piden. Los profesores ya no pueden trabajar si no tienen el B2 y así está la Escuela Oficial de Idiomas, saturada de inscripciones y sin plazas para tanto candidato. Cuantas veces habré oído aquello de «si no tienes inglés, no vas a ningún sitio». Claro que esto no cuela si nos fijamos en las altas esferas de nuestra sociedad política. Aún me chirrían los oídos cuando escucho lo del «relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor», pero lo que es peor es que mientras a mí me suspenden por decir algo así, otros progresan en el cargo. Es curioso que el tema del idioma sea una dura traba para muchos españoles y, sin embargo, no lo sea para dirigir un país o una ciudad. Así que para las próximas elecciones voy a exigir un presidente con el B2.